"Estamos preocupados por la situación de nuestro gremio a nivel nacional, y por lo que pueda pasar en Asturias". La reflexión la hacia el taxista Santiago Muñoz, a las puertas de la dirección regional de transportes en Oviedo. En la plaza de Llamaquique decenas de sus compañeros, unos 80, hacían sonar con énfasis sus claxons en una protesta espontánea en protesta por la avalancha de licencias VTC, para empresas como Uber y Cabify, que inundan las grandes ciudades españolas. En Asturias, sostienen los profesionales del sector, la situación aún no se ha ido de madre. Hay unas 115 de esas licencias, una por cada taxi.

Según Muñoz la situación en otras partes de España es terrible. Hay ciudades como Málaga donde la proporción es un taxi por cada VTC o como en Madrid donde hay un taxi por cada siete VTC. Cuando la ley establece que sea solo uno de estas licencias especiales por cada treinta taxistas. "Solo queremos que se respete la normativa", sostiene el avilesino Manuel Gutiérrez.

Aunque, la presencia de estos vehículos VTC empieza a ser palpable, el lugares como el aeropuerto de Asturias o las entradas de algunos hoteles. "Venden nuestros servicios más baratos, porque tienen menos costes operativos que nosotros", protestaba el taxista gijonés Horacio Sosa.

De momento, en Asturias la cosa no va a ir a mayores. "Que menos que mostrar nuestro apoyo a los compañeros de las grandes ciudades españolas que están defendiendo el futuro de nuestro trabajo y, a la vez, los intereses de los usuarios", señaló Muñoz. Aunque la intención es que la situación empeora en la región la cosa pueda ponerse negra en el Principado también.