La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Los hogares se descarbonizan

El uso directo del mineral para calefacción y agua caliente está ya casi extinguido en Asturias, salvo en las Cuencas

Los hogares se descarbonizan

La descarbonización lleva años en marcha de alguna manera en los hábitos energéticos de los hogares asturianos. El consumo directo de carbón para calefacciones y otros usos domésticos se ha convertido en residual, principalmente por el avance del gas natural. Únicamente en algunos concejos de las comarcas mineras mantiene alguna relevancia, según se infiere de la información que consta en las certificaciones energéticas de las viviendas.

El Principado dispone de datos de más de 20.000 casas y pisos que han sido sometidos a examen técnico para obtener el certificado de eficiencia energética, trámite obligatorio cuando un inmueble se pone a la venta o se ofrece en alquiler. De esa muestra se extraen rasgos como los que se explican a continuación.

El CO 2 . Las emisiones de dióxido de carbono (gas causante del cambio climático) directamente atribuibles a las viviendas tienen una importancia muy pequeña comparadas con las de la industria o el transporte. En España, el CO2 que genera el llamado "sector residencial y comercial" representa el 8% del total. En Asturias supone apenas el 4%, debido al gran peso de las emisiones de las actividades energéticas (58%) y de las correspondientes al resto de la industria (26%). Aunque de la vivienda en sí puede que no salga ni un gramo de CO2, al hacer los certificados se calculan las emisiones correspondientes al gasto energético que precisa el hogar para calefacción, refrigeración y agua caliente, teniendo en cuenta las tecnologías utilizadas en cada casa y su superficie. Aplicando esa metodología, Mieres y Langreo, con más de 60 kilogramos de CO2 al año por metro cuadrado, tienen emisiones medias superiores a las de Oviedo (47,2), Gijón (51,7) y Avilés (54,5).

Calefacción y agua. Esa distancia entre los concejos de las Cuencas y los principales del área central se explica por el uso doméstico del carbón. El gas natural es la tecnología más utilizada en la mayor parte de Asturias para la calefacción (67,8% de las viviendas certificadas). A continuación aparecen la electricidad (16,7%) y el gasóleo (10,9%). Las calderas de carbón sólo están en el 1,8% de los inmuebles, menos ya que los gases licuados de petróleo (butano y propano). El carbón es aún más residual en Gijón (0,5%) y en Avilés (0,3%). En Mieres y Langreo, donde el avance de las redes de gas también ha jibarizado el antaño intensísimo consumo doméstico de carbones, estos continúan quemándose para la calefacción en el 10,3% y el 6,5% de las viviendas examinadas para la certificación energética.

Aunque no se consuma de manera directa, el carbón sigue en la dieta energética de los hogares asturianos a través de la electricidad, generada en parte (22% este año) por combustibles que emiten CO2 (carbón y gas natural). Hogares concernidos, al igual que las empresas, por la transición hacia una economía baja en carbono a la que se han comprometido la UE y España. Este proceso se apoya en la expansión de las tecnologías renovables y la erradicación a medio y largo plazo de los combustibles fósiles de la producción de electricidad; en la electrificación del transporte con el mismo propósito y en mejoras de la eficiencia energética que afectarán a viviendas y negocios de un modo que determinará la ley de Transición Ecológica que está perfilando el Gobierno central.

Compartir el artículo

stats