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Una paradoja educativa: Asturias tiene más titulados superiores que cualquier región alemana

Los principales sectores productivos aseguran tener problemas para reclutar trabajadores cualificados, pese al alto desempleo

Asturias tiene unas 68.000 personas inscritas como demandantes de trabajo y entre ellas hay 7.500 titulados universitarios -equivalentes a más que dos promociones completas de la Universidad de Oviedo- y unos 10.000 ciudadanos graduados en formación profesional. Siendo así, resulta chocante y paradójico que las principales organizaciones empresariales de la región estén alertando de que tienen grandes dificultades para reclutar personal cualificado con el que reforzar o rejuvenecer sus plantillas. Es algo en apariencia contrario a la lógica, pero que gana verosimilitud si se repara en otros datos como estos: en esa lista del desempleo aparecen tres veces más licenciados en Derecho (cerca de 500) que, por ejemplo, técnicos en mecanizado (130), una de las especialidades de FP que suele demandar la industria del metal.

El desacoplamiento entre el sistema educativo y las necesidades de las empresas ha sido señalado de manera recurrente como un problema de fondo del empleo en España que contribuye a explicar sus altas tasas de paro. En el caso de Asturias, resolver o al menos atenuar esa disfunción forma parte de las urgencias que tiene la región para acelerar la creación de trabajo y también para afrontar el relevo generacional en los principales sectores productivos, en riesgo por el envejecimiento demográfico.

"La paradoja (la que pone en relación el número de parados en Asturias y las quejas de las empresas por falta de candidatos idóneos) es artificial; lo real es que, con mucha frecuencia, el empresario que debe cubrir una vacante por jubilación no consigue que salga del sistema (educativo) la persona que necesita". Quien habla es Guillermo Ulacia, presidente de la Femetal, la patronal que más ha empujado en los últimos años para que se despliegue en Asturias una nueva formación dual, con predominio del trabajo de los alumnos como aprendices en las empresas, siguiendo los modelos europeos de Alemania, Austria o Suiza y, dentro de España, el del País Vasco.

Asturias frente a Alemania. La economía germana, de altísimo perfil industrial, innovador y exportador, y caracterizada también por el empuje de las empresas de tamaño mediano, es una referencia permanente cuando en los foros empresariales asturianos se habla de adecuar la formación al sistema productivo. ¿Cómo es el nivel educativo de los alemanes y cuáles las diferencias con el de los asturianos? Depende de dónde se mire. Si para medir la calidad del llamado capital humano -expresión acuñada mediado el siglo XX, cuando la educación pasó de ser considerada un gasto a entenderse como una inversión- miramos hacia la proporción de individuos con los estudios más altos (universitarios, sobre todo, o de FP de grado superior), la respuesta deja ver otra aparente paradoja: la población asturiana con tales estudios (41% en 2017) es mayor en términos relativos que la de cualquiera de las regiones que forman parte de los dieciséis estados federales (länder) alemanes, como certifican los datos de la oficina estadística de la UE que dan lugar al mapa que se reproduce junto a estas líneas.

Alemania es así: por abajo, tiene un proporción mucho más pequeña que España o que Asturias de personas con títulos que no pasan de la enseñanza obligatoria primaria o secundaria; por arriba, la cuota de universitarios es modesta comparada con la española o la asturiana; entre ambos niveles, el peso de los alemanes con estudios secundarios cualificados (bachilleres y, sobre todo, titulados en FP) más que duplica el que aquí tiene esa "clase media".

Traído al caso de los menores de 35 años y con datos de 2015, poner a Asturias ante el espejo de Alemania da estos resultados: el Principado tiene el doble de jóvenes (25%) que no han pasado de la enseñanza obligatoria; los que tienen enseñanzas profesionales de tipo medio (23%) no llegan a la mitad de los que hay en el país de Ángela Merkel, donde los jóvenes con títulos superiores representan el 34%, dieciocho puntos menos que en Asturias (52%).

Los asturianos buscan preferentemente su preparación para la futuro en la Universidad, el ascensor social hacia el que se volcaron las familias, sobre todo desde los años 80 y a menudo haciendo grandes sacrificios económicos. Los alemanes hacen una apuesta muy potente por un sistema de formación profesional dual pegado a las empresas. Con seguridad no es lo único que explica que la tasa de paro juvenil alemana sea inferior al 7%, pero los expertos no dudan de que la contribución del modelo educativo ha sido fundamental para ello. Esa misma tasa era en 2017 del 37% en Asturias y en España.

Asturias frente al País Vasco. El Principado comenzó a "experimentar" con la FP dual en 2014, a través de un programa que iniciaron 49 alumnos en quince empresas y que completaron 29 de ellos. Las patronales de la automoción y de las industrias cárnicas emprendieron después sus propios programas, como también hicieron por su cuenta algunas empresas individuales utilizando los contratos de formación y aprendizaje y las líneas de ayudas de la Administración asturiana. El curso que empieza esta semana traerá un nuevo intentó público-privado, consistente en reforzar el trabajo en las empresas de los alumnos de la formación profesional reglada y de primar la participación de los mejores expedientes académicos, algo que no ocurrió en el primer ensayo de 2014.

¿Será está la apuesta definitiva? La difícil gestación de la FP dual en Asturias ha estado marcada por debates sobre aspectos como a quiénes (Administración o empresas) compete sufragar el coste de los salarios de los nuevos aprendices o de los tutores que tienen durante su formación práctica en los talleres. Y la tensión ha vuelto en torno al nuevo proyecto en marcha, con críticas desde el lado sindical y llamamientos del Gobierno regional a una mayor implicación de las compañías. Cerca de medio centenar de ellas se han adherido por el momento al plan para incorporar aprendices desde 2019.

Es un balance provisional que dista mucho de los números del País Vasco, donde hay más de 1.100 empresas involucradas en la formación profesional. Allí se ha consolidado "una estrechísima vinculación entre los institutos de FP y el tejido productivo", describe Ulacia. Es una coordinación, envidiada en Asturias, que genera trabajo y da la industria vasca evidentes ventajas para seguir siendo la más competitiva de España.

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