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Ligar las subidas a los precios y los salarios, la fórmula más habitual en los países de la UE

La revalorización de las pensiones se hace en la mayor parte de la UE tomando como referencia la variación de los precios y de los salarios o de ambos a la vez (ver gráfico en esta página). España es desde 2014, tras la reforma impulsada por el PP en mitad de la Gran Recesión, el único estado donde la subida de las prestaciones se hace depender estrictamente de la situación financiera de la Seguridad Social, a través del denominado "índice de revalorización". No obstante, algunos países más sí utilizan fórmulas de ajuste (Alemania, entre ellos) que ponen en relación la generosidad de las pensiones con los ingresos del sistema. Otros tienen fórmulas mixtas en las que la revalorización se liga en parte a la inflación y en parte a los salarios o al comportamiento del producto interior bruto (PIB). Es una manera de conectar los ingresos de los jubilados -y con ello, el gasto en pensiones- al ciclo económico. Más raro es que se usen mecanismos como el que se plantea ahora para España: volver al sistema que actualizaba todas las pensiones por igual según el IPC. Lo hace Francia, mientras que en Italia las pensiones más altas tienen subidas menores (equivalentes al 75% de la inflación), y en Portugal, donde también se tiene en cuenta el PIB, se prima a los jubilados que menos cobran.

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