La entrega del XVII Premio Fundación Banco Sabadell a la investigación económica, celebrada ayer en Oviedo entre las columnas de estilo jónico de la histórica sede del Herrero, se convirtió en un foro sobre el cambio climático. La galardonada, la ingeniera química ovetense Laura Díaz Anadón, destacó la importancia de la investigación y de las políticas públicas a la hora de reducir problemas como el cambio climático y el presidente del Principado, Javier Fernández, alertó de los efectos presentes que puede tener un equivocada estrategia política de descarbonización que sólo mire al futuro. En riesgo está, incluso, la siderurgia, el motor industrial de Asturias.

El presidente del Banco Sabadell, Josep Oliu, ya destacó antes de entregarle el premio a Laura Díaz Anadón que "el cambio climático es uno de los grandes retos a largo plazo con los que se enfrenta la humanidad". Anadón, catedrática de Política del Cambio Climático en la Universidad de Cambridge e investigadora en el Belfer Center de la Harvard Kennedy School, fue distinguida por sus aportaciones en el estudio de la interacción entre la ciencia, la tecnología y las políticas públicas en el sector energético. "Creo que tenemos evidencia de que los gobiernos pueden jugar un papel positivo guiando la innovación tecnológica en áreas que beneficien a la sociedad", señaló la galardonada después de repasar sus trabajos sobre cómo distribuir fondos de I+D o cómo las políticas de apoyo a renovables afectan a la productividad de las tecnologías en distintos países.

Anadón, que hizo esfuerzos para no emocionarse, señaló que su pasión por proteger el medio ambiente y por entender cómo funciona la sociedad industrial se alimentó con las excursiones dominicales que de niña realizaba con su familia por la montaña asturiana. "Fomentar la investigación es una de las herramientas más importantes que tenemos en la sociedad para reducir problemas medioambientales como el cambio climático, y también para mejorar la competitividad y la vida de las personas", afirmó la premiada, que finalizó su discurso destacando el honor que para ella suponía recibir la distinción en su ciudad: "no me olvido de que aquí están mis raíces".

Javier Fernández fue el encargado de cerrar el acto y se centró en los desafíos de la descarbonización. "Cada Estado se enfrenta a una doble responsabilidad: la global, para impedir que el futuro se convierta en basurero del presente, y la local, para que ese futuro, en su territorio, encierre porvenir", señaló Fernández, que añadió que cuando los beneficios son globales y los costes locales "nadie quiere asumir una carga mayor que la que le corresponde".

El presidente del Principado calificó de "riesgo excesivo" los objetivos de descarbonización fijados por la UE (32% de renovables en 2030, aunque el Gobierno de Pedro Sánchez pedía más) y puso como ejemplo los efectos que puede tener en la siderurgia asturiana por el encarecimiento de la electricidad y del CO2. "Ese doble efecto sobre la siderurgia, que opera en un mercado mundial, puede suponer deslocalizaciones hacia países donde se produzcan mayores emisiones de CO2 por tonelada de acero producido. Algo que acabaría dando lugar a una paradoja: Europa debería importar más acero y así reduciríamos las emisiones de lo que produce, pero aumentaríamos las emisiones de lo que Europa consume." Por ello señaló que en las políticas de cambio climático "no se trata sólo de ejercer nuestra responsabilidad frente a las generaciones futuras, sino también respecto a las presentes".