El Tribunal Supremo ha obligado a una empresa a repartir entre sus empleados la cesta de Navidad de 2016, que tras casi una década ésta decidió cancelar, al considerar que se trataba de una "condición más beneficiosa" para los empleados que la compañía no podía suprimir de forma unilateral. El problema surgió en 2016, cuando tras nueve años consecutivos en los que los empleados recibían su cesta, la empresa Transcom, con sede en Madrid, decidió suprimirla y sustituirla por un cóctel; la última que recibieron, en 2015, consistió en un panetone de 4 euros. En 2017 la Audiencia Nacional dio la razón a los sindicatos, lo que ahora ha sido refrendado por el Tribunal Supremo, que entiende que el reparto de la cesta no es una "liberalidad" de la empresa.