La normalización de la presencia de la mujer en las estructuras empresariales y su equiparación con los hombres seguirá corrigiéndose con el tiempo, a medida que sigan incorporándose mujeres, lo que va a depender de su formación y de su decisión, aunque en ocasiones las normas y cambios legales que contribuyan a la conciliación de la vida laboral y familiar pueda impulsarlo y favorecerlo, explicaron ayer, en la segunda de las jornadas del seminario "La Asturias que funciona", tres directivas y empresarias asturianas con acreditada ejecutoria profesional: Nuria Menéndez, directora general de Orovalle Minerals y directora financiera del grupo internacional Orvana Minerals; Mari Luz Suárez, gerente de las empresas Industrias Cárnicas El Cuco e Impact 5, y Mónica Outeiral, directora de banca de empresas en Asturias y Galicia de Liberbank. El ciclo "La Asturias que funciona" lo organizan el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA y la Facultad de Economía y Empresa, con el patrocinio de Liberbank y la colaboración de Asturex.

En un coloquio moderado por Eduardo González Fidalgo, catedrático de Organización de Empresas de la Facultad de Economía y Empresa de la Universidad de Oviedo, Menéndez, Suárez y Outeiral -todas ellas licenciadas por la institución académica asturiana- defendieron el papel de la mujer en el mundo empresarial y la relevancia de la decisión de la propia mujer en determinar su grado de involucración.

"Es evidente que la presencia en los consejos de administración y en los órganos de dirección sigue siendo mayoritariamente masculina, pero se corregirá con el tiempo y la creciente incorporación de la mujer", indicó Nuria Menéndez. A su juicio, esto obedece "muchas veces a que la mujer busca un equilibrio entre la vida familiar y profesional. Esta es una opción que depende de cada persona". Para la responsable de Orovalle el reforzamiento de la presencia femenina en puestos de responsabilidad en las compañías depende de dos factores determinantes: "la formación y la decisión de la propia mujer para dar ese paso y no tener miedo a hacerlo".

María Luz Suárez coincidió en que "cada uno decide escribir su destino" y que la mujer, en tanto que condicionada por la maternidad, "tiene que tener la mente y el corazón fríos para asumir puestos de responsabilidad". En su opinión, "la conciliación no ha de ser una norma o una obligación, sino el resultado de la educación para que hombres y mujeres compartan todas las tareas". "Lo más ilusionante es hacer lo que te gusta y ser dueña de tu destino", sentenció

Outeiral remarcó, como el resto de intervinientes, que a las mujeres "les puede condicionar más la elección y decisión personal que la existencia de trabas objetivas". "En las empresas solía haber más hombres y mujeres, y para llegar a puestos de responsabilidad se exigía una experiencia para la que siempre había más candidatos masculinos que femeninos". "Aunque hoy el mundo empresarial es de los hombres, no es necesario luchar contra ello, porque se irá corrigiendo con el tiempo", anotó. "Muchas veces es una cuestión de decisión propia y de atreverte a salir de las zonas de confort. Hacerlo te ayuda a crecer", manifestó.

Para Menéndez, "la conciliación afecta a todos los empleados y a todas las organizaciones", y en todos los casos se trata de "encontrar un equilibrio entre la vida personal y la profesional, ya sea por razones familiares o por el afán de desarrollar actividades deportivas, culturales o de otro tipo". "La conciliación debe impregnar la vida empresarial y no sólo por lo que determinen las leyes, aunque estas pautas son aún muy preliminares". "La sociedad", dijo, "tiene que ir evolucionando".

La gerente de El Cuco abogó porque "la conciliación" de la vida laboral y la particular, más que depender "de una norma o de un papel", sea "una realidad que parta del consenso de todas las partes porque, de no ser así, no será exitoso". No obstante, la responsable del área de banca de Liberbank en Asturias y Galicia matizó que hay cambios sociales (como se evidenció, dijo, con la prohibición de fumar en establecimientos, oficinas y locales públicos) que "precisan un pequeño empujón con una norma" que lo imponga. "En ocasiones, nos tienen que obligar para que las cosas ocurran. Algunas medidas pueden ayudar a que los hechos se produzcan".

"Aspiramos a que esté totalmente normalizada la presencia de la mujer en la empresa", expresó la directora general de Orovalle y directora financiera de Orvana. Menéndez convocó para ello a las mujeres a "romper las barreras que nos autoimponemos y por las que nos aferramos a las zonas de confort. Hay diferencias en los estilos de liderazgo, y las mujeres tendemos a pretender controlar todos los factores antes de tomar una decisión. Y esto nos limita. Yo recomiendo a las mujeres que se abran a las nuevas oportunidades".

Las tres ponentes coincidieron en que en sus casos nos percibieron trabas a su desarrollo profesional por su condición femenina en las empresas por las que han pasado.

"Nunca he tenido la sensación de que me hayan puesto limitaciones por ser mujer", dijo Nuria Menéndez, quien, tras una etapa como becaria en Hidrocantábrico, pasó por una asesoría contable de Gijón, Arthur Andersen y Deloitte hasta su incorporación a Orovalle y Orvana. En esta compañía minera hay una gran presencia femenina en toda la estructura organizativa, incluidos puestos de responsabilidad, pese a la tradicional cultura masculina del sector minero. Cuando eso no ocurre ("No siempre hay la misma igualdad de oportunidades" en todas las empresas), su opinión es que "en esos casos hay que buscarla fuera" de esas organizaciones.

Mónica Outeiral desarrolló toda su vida profesional (lleva 25 años) en Cajastur y luego en Liberbank, y con cambios de departamento y de destino. Esto le dio un gran conocimiento de diferentes áreas de actividad del banco, dijo, y aprender de muchos compañeros: la cultura corporativa del banco es la misma en todos sus departamentos y oficinas, sostuvo, pero luego están las personas, y "lo que más te puede enriquecer es aprender de la gente que te rodea". En su caso, ser mujer no sólo no fue un escollo ni una restricción, sino que todo su desarrollo profesional y la asunción de retos le vino dado porque la organización "decidió por mí: me fueron proponiendo nuevas responsabilidades". "Lo hice a la vez que tuve cuatro hijos. No me impidió nada. Estamos en un país que no ayuda a ello pero se puede hacer".

Mari Luz Suárez, hija de los fundadores de la empresa cárnica que ahora dirige, cree que el sector empresarial sigue siendo "eminentemente masculino", pero en su caso vio desde niña "el ejemplo" de sus padres: "La empresa la creó mi padre con el apoyo de mi madre. Nací y crecí con el ejemplo de un matrimonio que trabajaba". En la época universitaria, dedicó las vacaciones de verano a colaborar en la empresa. "Yo no creo que sea cuestión de cuotas, sino de talento", afirmó. En El Cuco hay mujeres al frente de varios departamentos. "La selección de personal procuro hacerla yo y nunca predetermino las contrataciones en función de que los candidatos sean hombres o mujeres". "Incluso hay tareas en nuestra empresa que exigen fuerza física, y en las que hay mujeres que hacen un gran trabajo", apuntó. A su juicio, es capital "la formación continua y caminar siempre hacia nuevos retos".

Un profesor les dijo a los miembros de su promoción cuanto terminaron sus estudios en la Universidad de Oviedo: "Hagan lo que quieran, hágalo bien y, por favor, no sean mediocres".