Cansados, empapados, y con los pies algo machacados, pero satisfechos. Los trabajadores de Alcoa completaron con holgura los 30 kilómetros que separan la fábrica avilesina que la multinacional estadounidanse quiere ahora cerrar y la delegación del Gobierno, en la plaza de España de Oviedo. Lo hicieron alentados por las voces de cariño y los gritos de ánimo que fueron recogiendo por todos los pueblos que atravesaron en su caminata.

"No vamos a desfallecer", advertía el presidente del comité de empresa Sergio Sobrino a su llegada a la capital asturiana. En mitad de una granizada, pero arropado por cientos de personas que aguardaban a los trabajadores en la entrada de la plaza de España, Sobrino agradeció los múltiples apoyos que recibieron a lo largo de su camino. "Toda Asturias sabe de la importancia del mantenimiento de la actividad industrial en la región", señaló.

Los representantes del comité mantuvieron una reunión con la delegada del Gobierno, Delia Losa, para exponerles la situación de la compañía.

Los trabajadores no se rinden y están dispuestos a dar la batalla para evitar el cierre de las plantas de Avilés y La Coruña. "La lucha va a continuar", advertía uno de los empleados.

Durante su periplo han pasado por Cancienes, donde la lluvia les ha dado algo de tragua, tras haber estado en el Ayuntamiento de Corvera. Los trabajadores hicieron después una parada en Alto de La Miranda y se pusieron de nuevo camino hacia Oviedo. Más tarde llegó otro momento emotivo a su paso por Posada de Llanera, donde regresó la lluvia y donde se produjo una de las cosas que más motivaron a la plantilla: el apoyo de la población. En Posada la gente ha salido a los balcones para aplaudirles.

La lluvia, no demasiado fuerte al comienzo de la caminata, ha ido ganando fuerza conforme avanzaba la mañana hasta la llegada a Cancienes, donde ha parado un poco. En cualquier caso, el mal tiempo no ha frenado el entusiamo de unos trabajadores que han visto que los vecinos se iban sumando en señal de apoyo conforme pasaban por sus zonas. Los ánimos entre los compañeros permanecen altos y el ambiente es bueno.

Todo comenzó a las 8 de la mañana, cuando casi 200 empleados se concentraron en la planta situada en San Balandrán para comenzar una marcha que les iba a dirigir caminando hasta Oviedo. Bien preparados con cafés para sobrellevar la lluvia y el frío, los empleados de Alcoa piensan dar la batalla por sus puestos de trabajo. Destaca el color amarillo de las camisetas reivindicativas.

José Mejías fue el encargado de abrir la marcha con una monovolumen cargada con el avituallamiento. Uno de los primeros momentos emotivos fue cuando, desde la marcha, se dieron ánimos a los trabajadores que están en la planta cumpliendo con su obligación. Ellos les respondieron con aplausos. Y así, quemando kilómetros o etapas en su lucha, llegaron a Oviedo al grito de "Alcoa no se cierra".

En Oviedo multitud de vecinos se unieron a la marcha en sus últimos kilómetros y arroparon a los trabajadores con aplausos y consignas de ánimo.

La marcha de trabajadores de Alcoa llega a Oviedo

La marcha de trabajadores de Alcoa llega a Oviedo