Las mochilas de los trabajadores de Alcoa están cargadas de bocadillos, agua y ropa de abrigo para emprender la marcha desde la planta de San Balandrán hasta Oviedo. Pero, además, esas mochilas llevan "ilusión" por cambiar las cosas después de que la multinacional estadounidense anunciara el cierre de las plantas de Avilés y La Coruña. Así lo expresaba Jose Luis González, uno de los trabajadores que iniciaba a las ocho de esta mañana la marcha: "En la mochila llevo ilusión, mucha ilusión". "Estamos todos a tope de ánimo, hay que cambiar esto, hay que luchar hasta donde se pueda", añadía.

Otro de los que iniciaba la marcha hasta Oviedo, Juan Ramón Méndez, sí reconocía que la semana ha sido dura: "Los ánimos esta semana están un poco bajos", pero advertía de que no se van a rendir: "Vamos a darle duro y que nos escuchen donde tengan que escucharnos".

Por su parte, Sergio Sobrido, presidente del comité de empresa de Alcoa en Avilés, también apostaba por el optimismo: "La situación entre la plantilla es de ánimos para realizar esta marcha". Y, a continuación, reconocía que la intención de esta marcha es dar un puñetazo en la mesa para que los asturianos sepan que la lucha por los puestos de trabajo en la industria siderúrgica avilesina no ha hecho más que empezar: "Esperamos que sea un día en el que consigamos expresar a la sociedad asturiana que estamos ahí y que vamos a seguir peleando hasta el final para mantener la actividad".