Francisco Bermúdez es Consejero Delegado de Capgemini España desde abril de 2018, grupo al que lleva 22 años vinculad. Hasta su nombramiento como Consejero Delegado, era Director General adjunto de la unidad de Servicios de Infraestructuras Cloud ('Cloud Infra') para el Sur de Europa. Francisco Bermúdez es Ingeniero de Telecomunicaciones por la Universidad EINEV de Yverdon (Suiza) y ha realizado un Programa de Dirección General (PDG) por el IESE Business School (Madrid) y un Executive Program en gestión y administración de empresas por la Stanford Graduate School of Business (EE UU). Antes de llegar a la cúpula de Capgemini, Bermúdez fue uno de los pioneros del centro de la compañía en Langreo.

- Capgemini llegó a Langreo hace trece años. ¿Qué balance realiza de la experiencia asturiana?

-Es una historia de éxito. Fuimos la primera empresa tecnológica que apostó por Asturias y las por Cuencas en particular. Tenemos ambición de crecimiento, pero cuando ves los resultados sólo podemos decir que es un éxito. Nuestro centro ha estado creciendo continuamente a lo largo de los años, a pesar de la crisis. Damos trabajo a mucha gente joven y ayudamos a realizar la reconversión del tejido industrial. Ayudamos a que haya un cambio de la fisonomía industrial de Asturias.

- ¿Qué tipo de trabajadores necesita Capgemini?

-Nosotros contratamos principalmente perfiles tecnológicos, el 65% son universitarios especializados en temas punteros y realizamos también una gran labor de formación porque necesitamos calidad.

- Usted fue uno de los pioneros de Capgemini en Langreo. Estuvo en la apertura y en los inicios del centro. ¿Qué recuerdos tiene de esos orígenes?

-Sí, yo estaba al principio, y lo recuerdo bastante bien. Cuando llegué a Valnalón, el primer recuerdo es que era un lugar muy distinto a lo que habíamos conocido, porque nosotros estábamos en grandes ciudades y las Cuencas tienen su particularidad. El origen proviene de la decisión de abrir un centro fuera de las habituales de las grandes ciudades. Buscamos un lugar que nos permitiera trabajar de forma remota en temas tecnológicos. Elegimos Asturias porque tenéis una Universidad muy buena y porque la gente nos inspiró confianza cuando estuvimos hablando del proyecto y pensamos que se podría especializar. Nos encontramos con mucho talento. Llegó gente de la corporación en España acompañando a personas de Asturias y se formó una ilusión colectiva para conseguirlo. Después convencimos a nuestros clientes de que podíamos trabajar desde Asturias.

- ¿Y lo consiguieron?

-Claro, porque otra clave fue utilizar al Principado como una vitrina. Nosotros llevábamos clientes a Asturias para que conocieran a la gente, para que vieran cómo trabajaban e hicieran efecto llamada. Y eso funcionó muy bien. En Asturias, a parte de trabajar bien, son capaces de buscar a los clientes. Nosotros ayudamos a nuestros clientes, que son grandes empresas, a ser punteros en todos los aspectos tecnológicos en situaciones muy cambiantes. Hace trece años no se hablaba de digitalización y hoy es clave con temas de ciberseguridad, del saber en web entorno al internet nativo, a la inteligencia artificial. Nuestra gente ha demostrado ser capaz de ponerse mal día.

- Siempre destacan la importancia de la Universidad de Oviedo en el proyecto y el éxito de Capgemini. ¿Cómo es esa relación y cómo debe evolucionar?

-La relación con la Universidad de Oviedo ha sido importantísima. Nosotros tiramos de dos áreas principales, la ingeniería informática de Oviedo, y la escuela politécnica superior de Gijón. Y ahora en Langreo estamos en el medio de estos dos polos de formación y nos ayuda a captar talento y poder desarrollarlo.

- El centro de Langreo está a punto de alcanzar el millar de trabajadores, se han expandido por los edificios de la vieja factoría de Duro Felguera... ¿Qué planteamientos de crecimiento futuro tienen?

-Nuestro crecimiento está ligado a la demanda del mercado. Y nos lo planteamos de dos formas. Crecer en personal, que depende de la demanda, y crecer en capacidades, que es dotar a nuestra gente de las posibilidades de trabajar de manera distinta a antes. Y ahí nos apoyamos mucho en temas como la robótica, la automatización, la inteligencia artificial... Nada nos indica que no vamos a seguir creciendo, pero obviamente dependerá de la demanda del mercado.

- ¿Qué peso tiene Langreo en Capgemini?

Somos un grupo internacional muy importante con 200.000 personas trabajando a nivel mundial, muchas de ellas en zonas como la India. En España, somos 5.000, y Langreo tiene ya 1.000. Es un centro importantísimo y clave en nuestra estrategia. Es el centro de producción remoto más importante que tenemos en España. Disponemos de tres ligados a grandes ciudades, que son Madrid, Barcelona y Valencia, y otros dos remotos en Asturias y Murcia. Asturias, hoy en día, es el centro más importante de desarrollo y tecnología que da servicio a grandes empresas de España, y queremos que siga siendo así. Es clave, representa el 20 por ciento de la plantilla española.

- ¿Qué actividades se desarrollan desde Asturias?

-Hay actividades mas tradicionales como mantenimiento de infraestructuras, de informática, desarrollo de software y, en los últimos años, hemos especializado el centro en áreas más punteras. Como las capacidades web y ahí entra el desarrollo nativo en la nube, aplicaciones móviles, ciberseguridad, que está conectada con la red mundial en la que hacemos actividades de prevención de ataques y amenazas, industria 4.0, digitalización de empresas industriales... Ayudamos a grandes empresas en su transformación...

- ¿A qué mercado se dirigen? ¿qué tipos de clientes tienen?

-Desde el centro de Asturias prestamos servicio a unos sesenta clientes aproximadamente. La gran mayoría son grandes empresas del Ibex-35 . También para compañías internacionales desde el centro de ciberseguridad y desde otras áreas a empresas holandesas o americanas. Lo gordo del centro es el sector financiero que en España es muy importante, como grandes bancos, compañías de seguros... También comercio, empresas eléctricas, manufactureras, de telecomunicaciones...

- Capgemini ha arraigado en las Cuencas como una alternativa a la minería. ¿Hay capacidad para captar más empresas tecnológicas y qué necesitan para venir?

-Creo que sí hay margen de crecimiento, por dos razones. La primera es que la tecnología cada vez está más presente. Todas las empresas la utilizan más, es un mercado en alza. Y hace falta talento, recursos y personas que hemos encontrado en Asturias. La calidad de la universidad y de la FP es buena. Ademas hemos sido capaces de formar a la gente y de enseñarles a rendir en temas punteros. Hablo mucho del tema de formación porque el mundo de la tecnología avanza muy rápido. Alguien que empezó la carrera hace cinco años igual no ha vivido los últimos cambios.

- Plantea una especialización muy tecnológica...

-No necesariamente. Nosotros aplicamos lo que llamamos la inclusión digital. Estamos convencidos de que no hace falta provenir solo de carreras tecnológicas. Hacemos pilotos de formación con gente que de forma natural no trabajaría en tecnología para ayudarles a entenderla e incorporarse a este mercado laboral que es muy demandante de recursos. Hay que ayudar a que la gente no se quede fuera del mundo tecnológico. Hay un riesgo de que se sienta amenazada, cuando en realidad crea puestos de trabajo distintos a los que hay hoy en día.

- Pero el apoyo son las carreras técnicas, un sector que estuvo más en alza que ahora...

-Estamos muy comprometidas con el fomento de carreras técnicas. Hay que convencer a los jóvenes de que una carrera técnica tiene muchas salidas. Hace falta que las instituciones las fomenten. Y ahora que se habla de igualdad es necesario ayudar a que las mujeres estudien carreras técnicas. Hoy en día, el ratio entre hombres y mujeres en carreras técnicas es muy bajo. Sólo son mujeres el 25 por ciento. Nosotros aquí tenemos una media un poco superior, del 31%.

- También su perfil es de personas jóvenes, arraigadas al territorio y con formación tecnológica...

-La edad media de nuestra plantilla en Asturias es de 34 años. También hay gente más joven y mayor, con más experiencia. Pero con gran ambición de desarrollase y aprender.

- ¿Cuál es la calidad de la enseñanza técnica en Asturias?

La calidad es muy buena. En Asturias nos encontramos con dos elementos que para nosotros son importantes. Primero, la calidad de la enseñanza es buena. Y segundo, a la gente le gusta quedarse en Asturias. Es fundamental que se quieran desarrollar en nuestro centro.

- ¿El famoso nivel medio de inglés español sigue siendo un obstáculo?

-No, que va. El nivel está mejorando muchísimo. La gran mayoría de los jóvenes han entendido que es fundamental para el trabajo en el futuro. Hubo un cambio muy fuerte entre las nuevas generaciones respecto a las de mi edad. Nosotros buscamos gente que hable inglés, pero también hacemos cursos de formación. Es importante para tener una mayor progresión en la compañía.

- Cuando se intentó iniciar la transición económica de las Cuencas se intentó crear un eslogan que era "del carbón al ratón". Llegó Capgemini, El Corte Inglés tiene un centro de informática en Blimea, en El Entrego hay uno de nanotecnología... Hay proyectos para otros edificios tecnológicos... ¿Ve alguna posibilidad de crear sinergias entre las empresas y que esta comarca sea en realidad un polo tecnológico?

-Yo creo que sí. Nosotros trabajamos en un mercado en el que la colaboración cada vez es más importante. En las compañías tu puedes ser competencia, colaborador, proveedor... Hay mucho ecosistema. Cada vez es más importante que la gente sepa trabajar con otra gente. Y eso no lo limito solo al ámbito de empresa. Apostamos por la colaboración y la mezcla entre nuestros equipos, y sacar provecho de la diversidad y del talento de los trabajadores. Pero también entre empresas. En los ecosistemas tecnológicos es fundamental. Ayuda a hacer lo que nosotros llamamos innovación abierta. No se puede pretender que uno sea siempre el que más sabe de todo. Y tienes que contar con otros que saben. En la tecnología el sector es muy amplio, fabricantes de soluciones, servicios, instituciones, clientes que tienen sus áreas de innovación..., y es importante que haya colaboración entre ellos.

- Un centro de ciberseguridad para el mundo desde Langreo suena a ciencia ficción.

Pero es una realidad. Capgemini cuenta con varios centros de ciberseguridad. Llega un momento que se mandó abrir uno nuevo en la Unión Europea. Desde España propusimos que se abriera en Asturias. Por la experiencia que teníamos, y porque había talento, personal comprometido... Al final convencimos al grupo de que el nuevo centro de ciberseguridad de Europa se estableciese en Asturias.

- ¿A qué se dedica?

Los estamos focalizando en dos áreas fundamentales. Uno es el servicio avanzado en la nube, pues hay mucha necesidad de incrementar la seguridad cuando uno se conecta a la nube, y después en sistemas industriales. Es un centro avanzado SOC, es decir, Security Operation Central. Está conectado a los demás centros, trabaja en colaboración. Hasta ahora la apuesta nos está saliendo bastante bien. Estamos ganado contratos en los últimos meses y eso nos permite tener muy buenas perspectivas.

- Usted ha dicho que utilizan el centro de Langreo como una vitrina para mostrar su calidades y cualidades a sus clientes. ¿Ese efecto llamada es real y operativo?

-Yo creo que sí. Nosotros llevamos lo clientes a Asturias para que vean cómo trabajan. Los dejamos que hablen con la gente. Y las experiencias que obtenemos, lo que nos dicen, es que hay muy buen equipo, que conocen la tecnología, que hay sensibilidad con lo que necesitan sus empresas. Es una fuerza de venta. Un escaparate que estamos orgullosos de mostrar a nuestros clientes actuales y potenciales. Tenemos el mejor equipo para acompañar a las grandes empresas en centros digitales en Asturias. Cuando llevo un cliente a Asturias estoy muy tranquilo. Sé que la gente lo hace muy bien y que lo va a demostrar. Hay mucha innovación y una innovación que además se propone desde Asturias al resto de los centros de la compañía, y una gran capacidad para la era digital. Están comprometidos y cualificados