La batalla por salvar la fábrica de aluminio de Avilés se libra en diferentes frentes y los sindicatos apuntaron ayer sus baterías a dos de los que entienden decisivos: la autoridad laboral, a la que urgen que frene cautelarmente el expediente presentado para despedir a toda la plantilla por supuestas irregularidades en su tramitación previa; y la calle, con la mente puesta en conseguir que la manifestación convocada para este jueves en Avilés sea "histórica".

Al margen de la denuncia que interpuso el comité europeo de Alcoa la pasada semana en los tribunales de Holanda contra la notificación del pretendido cierre por parte de la compañía de sus fábricas de Avilés y La Coruña, el comité de empresa de la factoría avilesina requiere de la dirección general de Trabajo que dicte medidas cautelares de paralización del expediente de extinción de contratos que presentó Alcoa "infrigiendo plazos y derechos de información de los trabajadores". A juicio de los miembros del comité de la aluminera de Avilés "es crucial que Trabajo le pare de inmediato los pies a Alcoa porque, en caso contrario, si el expediente inicia su tramitación, nada podrá detenerlo debido a que los cambios introducidos por la última reforma laboral anulan toda posibilidad de que la Administración rechace la pretensión de la empresa".

Damián Manzano, secretario de la Federación de Industria de CC OO de Asturias, se refirió ayer al "modus operandi" de Alcoa en estos términos: "ha actuado de forma alevosa y mafiosa, mostrándose como una organización que socava los derechos que la legislación española reconoce a los trabajadores; y contra todo esto, vamos a dar batalla jurídica".

Las presuntas irregularidades que aducen los sindicatos tienen que ver con la presentación extemporánea de la documentación referida y justificativa de los pretendidos despidos de la fábrica, la celebración de una reunión que se quiso hacer pasar como parte del periodo de consultas antes de haber presentado el plan de extinción de contratos y la vulneración del derecho de información del comité.

Manzano escenificó ayer en Avilés la unidad sindical en torno a Alcoa en el transcurso de un rueda de prensa preparatoria de la gran manifestación el jueves contra el cierre de la fábrica de San Balandrán a la que también acudieron dirigentes regionales y locales de UGT, USO y la Asociación Profesional de Cuadros (APC). "Debe ser una manifestación histórica porque, más allá del futuro de Alcoa, Asturias se juega una forma de ser y de vivir que constituye uno de sus pilares socioeconómicos: la industria".

Jenaro Martínez Paramio, secretario regional de Industria de UGT, cifró en 2.000 los trabajos en peligro si Alcoa consuma el cierre de la fábrica de Avilés. Este dato es la extrapolación del empleo directo (320 puestos), el de las auxiliares (un centenar) y el inducido en la región. "Eso es lo que se juega Asturias en este envite", remarcó.

El secretario de la Federación de Industria de USO, Juan José Estrada, fijó prioridades: "el jueves Avilés tiene que dar un puñetazo encima de la mesa: nos jugamos la supervivencia de la industria. Primero salvémosla, luego ya veremos cómo llamamos a lo que quede produciendo".