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La marea amarilla paraliza Avilés

El comercio y la hostelería de la ciudad cierran durante la manifestación del 8-N contra la clausura de Alcoa porque "esto nos afecta a todos"

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Avilés echa el cierre: toda una ciudad contra el desmantelamiento de Alcoa

La marea amarilla paralizó Avilés. El comercio y la hostelería respondieron de forma masiva al llamamiento de la plantilla de Alcoa y los negocios bajaron la persiana a las siete de la tarde, cuando los petardos retumbaban ya en el entorno de la plaza del Vaticano marcando el inicio de una movilización histórica.

Echaron el cierre cafeterías, tiendas de moda, inmobiliarias, bares, restaurantes, tiendas de decoración y hasta cadenas de supermercados. Alimerka cerró todos sus establecimientos de la comarca de 19.00 a 20. 00 horas y la dirección del Burger King de Avilés dio permiso retribuido durante una hora a la plantilla para que pudiera asistir a la manifestación. Permiso de 19.00 a 20.00 horas. Andrea Fernández, avilesina y trabajadora de la cadena de comida rápida, se sumó a la protesta. "No me parece normal que familias enteras se queden sin trabajo de la noche a la mañana. Les están partiendo la vida", señaló la joven.

Yolanda Rodero lleva vendidas más de 400 camisetas amarillas con el lema "Alcoa no se cierra" en su tienda de lencería y corsetería de la calle La Ferrería. Su negocio fue el elegido para poner a la venta las prendas "made in Corvera" que tomaron ayer como una marea las calles de Avilés. "Están agotadas, no para de venir gente a por ellas y la única que me queda es la mía. Acabo de colgar una llamada de El Entrego, pidiendo que les encargue cuatro. Hasta que lleguen más le recomiendo a la gente que utilice bolsas amarillas de basura, que les hagan dos agujeros para meter los brazos y pista", apuntó la comerciante, que también bajó la persiana a las 19.00 horas. "Todo el comercio está unido. Esto nos afecta a todos. Si esos familias se quedan sin sustento, tampoco podrán ir a tomar un café o a venir a comprar algo a mi tienda. Los ciudadanos no podemos tragar más, ¿es que puede venir cualquiera a pisotearnos? La de hoy va a ser gorda", aventuraba la comerciante poco antes de la manifestación.

"Secundamos el cierre por apoyo a toda esa gente que trabaja en la fábrica, tenemos que mirar por nuestro pueblo. Si les va mal a ellos, también a los demás", señaló Josefina de la Vega, agente inmobiliario con negocio en la calle La Cámara, que no recuerda una manifestación como la de ayer "desde hace más de treinta años, cuando los tiempos de Ensidesa".

"Hay que apoyarles, no puede ser que se vayan a la calle", apuntó la peluquera Cristina Vigil poco antes de echar el candado al negocio. "Estamos con ellos y ahí seguiremos hasta el final", apuntó Julia García, empleada de un bazar. También los bares y cafeterías de Las Meanas y su entorno, centro neurálgico de la manifestación por el futuro del aluminio y de la industria, se sumaron al cierre. "El motivo del cierre es evidente, apoyamos a los trabajadores de Alcoa. Nos podemos ver en la misma situación que ellos", apuntó María Rosa Rodríguez, trabajadora de una cafetería de Las Meanas.

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