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Tres generaciones, un mismo clamor

Los hijos y nietos de los trabajadores que protagonizaron en 1978 la primera y multitudinaria manifestación en apoyo de la industria siguen, 40 años después, con la misma lucha

Tres generaciones, un mismo clamor

Lo decía ayer en la última página de este periódico el veterano sindicalista de CC OO Nicomedes Sánchez: "En relación a los conflictos laborales, los trabajadores tenemos la desgracia de que, aun ganando la mayoría de las batallas, siempre perdemos la guerra".

Sánchez -con 67 años cumplidos, 40 de ellos en el machito sindical- se refería así a la desdicha de que, por más años que pasen, el sector industrial asturiano no conoce tregua: primero fueron los recortes traumáticos derivados de la llamada "crisis del petróleo" (década de los años setenta del siglo XX), seguidamente los ajustes asociados a los procesos de reconversión y privatización, el impacto de la globalización, la introducción de sistemas productivos cada vez más tecnificados y, ya en el presente, el reto de la descarbonización y una nueva crisis energética en lontananza.

Fruto de esta deriva tumultuosa del sector industrial de la región, Avilés, la capital fabril de Asturias, ha sido escenario en las últimas cuatro décadas de manifestaciones de toda naturaleza y tamaño. De la primera, de la que marcó un hito en la defensa de la industria como pilar económico del Principado se cumplieron el pasado mes de febrero 40 años: cien mil personas, según las crónicas de la época, marcharon el 28 de febrero de 1978 detrás de una pancarta cuyo lema cayó en gracia, "Salvar Ensidesa es salvar Asturias". A la cabeza de la marcha iba Santiago Carrillo, entonces secretario general del PCE, y el temor latente, el desmantelamiento de la siderurgia.

Seis años más tarde, con tantas o más incertidumbres que en 1978, la sociedad asturiana volvió a poner Avilés patas arriba: 70.000 manifestantes para reclamar el cumplimiento de las inversiones prometidas para salvar la siderurgia. Aquella presión popular tuvo como premio la construcción de la acería LD-III, inaugurada en 1988.

Sin tiempo para saborear la aparente victoria -el virus de la reconversión se había extendido a otras industrias-, Avilés celebró sus particulares "juegos olímpicos" en 1992 con huelga general, crispación social y una manifestación multitudinaria, el 2 de abril de aquel año, para protestar por los planes de recorte de plantilla en las grandes industrias, especialmente Ensidesa.

La fábrica avilesina de Alcoa, ahora en el foco por el anuncio de cierre que ha hecho la empresa, centra la preocupación industrial desde 2012, año de la primera manifestación (3.000 asistentes) en defensa de su futuro. La movilización callejera se repitió en 2014 (20.000 manifestantes) y el pasado jueves evocó, con 50.000 gargantas clamando por una Asturias industrial, los años más crudos de la movilización obrera.

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