La batalla por salvar la fábrica de aluminio de Alcoa, que ayer se trasladó a las calles de Avilés en forma de manifestación multitudinaria -50.000 personas según los cálculos coincidentes de la organización y del Ayuntamiento-, se ha convertido en la lucha de Asturias por el futuro de su industria. El mensaje que vienen lanzando al unísono los sindicatos sobre el riesgo de un "efecto dominó" que afecte a otras fábricas altamente dependientes de la energía -con Azsa y Arcelor en el foco- ha calado en la sociedad asturiana, que ayer reeditó en la Villa del Adelantado las masivas mareas humanas de los años 80, cuando la reconversión puso en jaque uno de los pilares económicos del Principado. Eso explica el estallido de rabia que ayer sacudió Avilés al grito de "Alcoa no se cierra", un lema con mensaje subyacente: "Y el resto de la industria asturiana, tampoco".

Los convocantes de la manifestación dejaron claro en la leyenda de la pancarta que abrió la marcha su doble intención: "Por el empleo en Alcoa" y "No al desmantelamiento de la industria". Las primeras declaraciones de la jornada alentaron ese sentimiento de defensa de la industria asturiana, con Alcoa como excusa por ser la empresa directamente en peligro de cierre. "Estamos en lucha por nuestros empleos, por la industria de la comarca de Avilés y por el conjunto de la asturiana. Por todo lo que eso significa, ¡hay que romper Avilés!", arengó José Manuel Gómez de la Uz (CC OO), presiden del comité de empresa de la fábrica avilesina de Alcoa. "La masiva participación en esta convocatoria tiene una única lectura: Asturias entera es un grito contra una multinacional que actúa sin escrúpulos. Que se entere bien: somos más y tenemos razón", declaró Damián Manzano, secretario regional de Industria de CC OO. El responsable de Industria para Asturias de la UGT, Jenaro Martínez, habló de "clamor regional" en favor de la industria y recalcó la necesidad de "constituir con urgencia una mesa tripartita que coordine las políticas necesarias para garantizar la viabilidad de las fábricas de Alcoa y del conjunto de la industria". Juan José Estrada, secretario general de Industria de USO-Asturias vio en la manifestación de ayer "la visualización de que la región quiere mantener su vocación industrial y, por supuesto, que la fábrica de Alcoa siga abierta".

Asturias se planta: Cincuenta mil personas colapsan Avilés en una histórica protesta contra el cierre de Alcoa

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El manifiesto leído al término de la manifestación, en la plaza del Ayuntamiento abarrotada como hacía décadas que no se veía, incidió en el carácter identitario de la industria y el rechazo social que genera cualquier ataque a la misma. "Desde Avilés, desde toda Asturias, tenemos que expresar, alto y claro, que no podemos renunciar, ni tampoco dejar que nos priven de nuestra industria. Porque la industria es una de nuestras señas de identidad. Somos una comarca y una región claramente industrial. Es una herencia en la que, en casos como el de Alcoa, se transmite de padres a hijos durante generaciones forjadas en una forma de vida que nos ha convertido en lo que somos. Alcoa, la industria en general, no es propiedad solamente de quienes tienen en la actualidad la mayoría en sus consejos de administración. Es también algo nuestro. Un poco de todos y cada uno de los que estamos hoy aquí reivindicando que no pueden arrebatarnos lo que hemos creado con el fruto de nuestro esfuerzo colectivo", leyó el periodista José María Urbano, interrumpido constantemente por salvas de aplausos y la frase que se ha convertido en grito de guerra -"Alcoa no se cierra"- coreada por miles de gargantas.

El manifiesto cargó las tintas tanto sobre la empresa Alcoa como sobre la Administración, en el caso de la primera por su "falta de ética" y en el de la segunda por su pasividad de los últimos años a la hora de diseñar una política industrial "clara y definida". Más allá de los reproches, las exigencias para reconducir la situación: "Alcoa debe retirar el plan de despidos de forma inmediata y hacerse a un lado para favorecer la llegada de otra compañía si ella no se ve capaz de seguir adelante con la producción del aluminio en Avilés y La Coruña. Es intolerable que Alcoa no contemple otra alternativa que no sea aumentar su negocio a costa de desertizar esta comarca y esta región. También exigimos una política industrial clara y definida, no solo para la situación que en estos momentos atraviesa Alcoa, sino para el conjunto de la actividad industrial en España. Lo que aquí decimos hoy va dirigido al conjunto de las administraciones públicas: deben darse pasos claros para solucionar todas las cuestiones que lastran el futuro de la actividad industrial, especialmente lo relacionado con el coste de la energía. Y estas soluciones deben ir acompañadas de compromisos ciertos de las compañías que tienen asentada su base en nuestra región para garantizar su modernidad, competitividad y, por tanto, el empleo".

Desenfocados por el mayor protagonismo ciudadano y sindical, políticos de todo signo se dejaron ver en la manifestación. La alcaldesa de Avilés, Mariví Monteserín, destacó el éxito de participación: "Ha sido una manifestación histórica. Agradezco a todas y cada una de las personas que se han manifestado su compromiso. Avilés siempre responde en defensa de su industria demostrando una madurez excepcional. Hemos sentido la solidaridad de toda Asturias". El secretario general de la FSA, Adrián Barbón, subrayó que "en este momento de la lucha, que el Gobierno de España haya cogido como referencia la problemática de Alcoa es fundamental, es una multinacional y cualquier salida tiene que ser coordinada por el Gobierno". Ramón Argüelles, coordinador general de IU de Asturias, advirtió de que "una sociedad dependiente de la industria no puede permitirse cierres de empresas". Igualmente exigió "una transición energética justa". Tania González, eurodiputada asturiana de Podemos, exigió que se pongan "todas las alternativas sobre la mesa para facilitar una salida que evite la pérdida de empleos en Alcoa". Carmen Moriyón, alcaldesa de Gijón, encabezó la comitiva de Foro: "Venimos a arropar a todos los trabajadores y familias de Alcoa y a defender a la gran industria asturiana. Ante la amenaza que se cierne sobre otras compañías, como Arcelor, Azsa y Duro Felguera, también recordamos que la exigencia social y la presión política conviene ejercerlas antes de que se produzcan decisiones irreversibles".

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Multitudinaria marcha de "Alcoa no se cierra" en Avilés

Pero el verdadero discurso de la tarde-noche fue el que dio la gente, una riada humana que parecía haber despertado del letargo de un lustro. La última gran manifestación celebrada en Avilés fue en 2014, con 20.000 personas en la calle y ya entonces con Alcoa en el candelero. La de ayer duplicó la asistencia y elevó a cotas insospechadas el volumen del clamor. Vinieron refuerzos de las fábricas de aluminio de Galicia (La Coruña y San Ciprián), de empresas en lucha como Vestas de León y de la gijonesa Tenneco, un espejo en el que se mira la plantilla de Alcoa por su salvación in extremis. Al llamamiento sindical acudieron decenas de organizaciones ciudadanas de toda Asturias, familias con bebés, jóvenes y mayores. Todos apoyando la industria. Ni los más optimistas esperaban tal reacción popular, según admitían emocionados los sindicalistas de Alcoa.

La manifestación discurrió sin incidentes entre la plaza del Vaticano y El Parche; la cabecera tardo una hora en completar el recorrido y cuando lo hizo, en la cola en la marcha había cientos de personas que no habían empezado a caminar. Desde ayer el amarillo, el color de las camisetas que identifican la lucha de la plantilla de Alcoa, es además el color de la esperanza para las cientos de familias del aluminio que han descubierto que no luchan solas.