Los cierres de las térmicas leonesas de La Robla (Naturgy) y Compostilla (Endesa) dejarán secuelas en la actividad portuaria de El Musel, en la de las cooperativas de transporte por carretera y en las de Renfe, por los alrededor de 1,15 millones de toneladas anuales de carbón importado de los que ambas térmicas se abastecen por el puerto gijonés. El Principado destacó ayer también que la clausura de Compostilla, confirmada por Endesa para 2020, pone más difícil el futuro de la minería del Suroccidente, que suministra carbón a esta central leonesa.
La térmica de La Robla recibe un promedio anual de 800.000 toneladas de carbón por los muelles gijoneses, que se trasladan hasta su destino en su mayor parte en trenes de Renfe. Esa cantidad requiere unos 1.600 convoyes que en cada viaje suben la rampa de Pajares con unas 500 toneladas de mercancía cada uno.
La térmica de Compostilla recibió en los últimos años un promedio de 350.000 toneladas de hulla importada, descargadas en El Musel. Los envíos se realizan fundamentalmente en camión, en su mayor parte acarreados por tres cooperativas de transportistas asturianos y también profesionales del volante leoneses. Esa cantidad de mineral requiere de unos 13.000 viajes de carbón para llegar a su destino, lo que equivale al empleo de 50 camioneros para todo el año.
Si a los cierres de Compostilla y La Robla se unen los de Lada y Velilla, El Musel perdería al año cerca de 2 millones de toneladas. Las de EDP en Aboño y Soto de Ribera reciben otro tanto, por lo que si también cerraran, El Musel acabaría perdiendo de promedio 4 millones de toneladas anuales, lo que representa una quinta parte de la mercancía que pasa por sus muelles, en su mayor parte por la terminal granelera Ebhisa.
