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Golpe a la industria asturiana Las reacciones

El desplazamiento hacia el Este de la capacidad productiva

Salvo en periodos de recesión, el consumo mundial de aluminio ha venido creciendo a razón del 5% al 7% anual. En 2014 la demanda global fue de 54,8 millones de toneladas, un año después fue de 58 millones, para este año se auguran casi 68 millones y para el año próximo se pronostican 72 millones, lo que, de confirmarse, dejará muy corta la predicción que había proyectado un horizonte de 80 millones en 2030.

La UE es el tercer área del planeta con mayor producción (suma el 7% mundial), ligeramente por encima de Norteamérica, con una posición también del 7%. Pero mientras en Europa la fabricación primaria se mueve hacia el Norte, en el mundo se desplaza hacia el Este. Este movimiento lo lidera de forma abrumadora China, mayor potencia productora y consumidora, que aporta el 54% del aluminio global. El resto de Asia suma el 7%, la misma proporción que el resto de Europa y Rusia, sede de Rusal, el mayor fabricante individual de aluminio primario. Por delante de ambas áreas se sitúa Oriente Medio, con una cuota del 9%. De este fenómeno no participa Japón, sin producción aluminera autóctona por la cortedad de sus fuentes energéticas.

La energía (crucial en el coste de producción del aluminio primario) aporta una ventaja competitiva a China, que, con menores exigencias ambientales, utiliza electricidad generada con carbón para obtener el 90% de su producción de aluminio, y también a los países de Oriente Medio, que disponen de energía a bajo coste quemando el gas asociado a sus campos petrolíferos. A ambos competidores se sumará pronto India. Este país ha aumentado muy rápido su capacidad productiva, que ya supera su demanda nacional, por lo que se le pronostica un próximo protagonismo como país exportador.

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