Ence, propietaria de la planta papelera de Navia, invertirá hasta 500 millones en su negocio de celulosa en los próximos cinco años (2019-2023), de los que al menos entre 140 y 190 millones se destinarán a la factoría asturiana y entre 90 y 140 millones, a la de Pontevedra, en ambos casos para ampliar capacidad y reforzar medidas de seguridad y ambientales.

El resto del presupuesto previsto para las dos plantas de pasta de papel -destinado a la incorporación de nuevos productos como la viscosa (fibra para la fabricación de tejidos), adaptación de instalaciones para productos higiénicos absorbentes y nuevas ampliaciones de capacidad en 2021- no fue desagregado aún entre los dos centros de producción. Navia es la mayor de ambas plantas (tiene una capacidad de 605.000 toneladas anuales frente a las 465.000 de Pontevedra) y es la que habitualmente recibe por ello una mayor proporción de recursos.

El plan anunciado incluye las partidas ya aprobadas en el anterior plan y que se van a ejecutar, según lo programado, hasta marzo próximo en Pontevedra (30 millones para ampliar la capacidad en 20.000 toneladas) y hasta mayo en Navia: 75 millones para completar su ampliación con 80.000 toneladas adicionales.

A estas partidas se sumarán entre 65 y 115 millones en la planta naviega para mejorar la seguridad y el medioambiente entre 2019 y 2023, y entre 60 y 110 millones en la pontevedresa en el mismo plazo y con el mismo fin.

Además, en 2021 se destinarán otros 165 millones (aún no desagregados por factorías) para dotar a la división papelera de Ence de 100.000 toneladas de capacidad productiva adicional. Con ello, Ence ampliará su potencia productiva otro 8% en 2023 (hasta 1,3 millones de toneladas) respecto a los 1,2 millones que estaban comprometidos como objetivo para 2020 con las inversiones que ya están en marcha. Ahora produce 1,07 millones.

La compañía acelera así el aumento de su dimensión fabril para aprovechar una proyección del mercado que considera muy favorable, determinado por una demanda al alza por el crecimiento de la población urbana y el aumento del nivel de vida en los países emergentes, lo que impulsa el incremento de la demanda de productos de celulosa higiénicos y absorbentes, así como de viscosa. Frente a este aumento de la demanda no se atisban en el sector planes para ampliar capacidad productiva por otros fabricantes, lo que permite prever una tendencia alcista de los precios.

En virtud de estas previsiones, Ence emprenderá un plan de diversificación al que destinará los 230 millones restantes de los recursos destinados al negocio de la celulosa: dedicará 200 millones entre 2019 y 2020 para incorporar la elaboración de viscosa (100.000 toneladas), y 30 millones en 2020 para productos higiénicos absorbentes (80.000 toneladas).

En total, Ence pretende invertir hasta 1.100 millones en el periodo, de los que los 615 millones restantes se destinarán al negocio de generación eléctrica mediante biomasa y de origen termosolar y fotovoltaico para aprovechar la necesidad que tiene España de incrementar hasta en el 70% la generación de origen renovable para cumplir el objetivo de la UE en energías limpias.

Pese al esfuerzo inversor, Ence prevé duplicar el resultado bruto operativo ("ebitda") en 2023, y mantener en el 50% la proporción del beneficio neto destinado a remunerar a los accionistas. Pese a este compromiso, la compañía cedió ayer en Bolsa el 4%, en una jornada en la que el Ibex 35 se dejó el 1,55%, arrastrado por la caída de Wall Street la víspera, su contagio a Asia y la incertidumbre sobre Italia.