Antonio Garamendi ha sido elegido el miércoles por aclamación quinto presidente de la patronal CEOE, en lo que está siendo una transición tranquila dado que ha sido el único candidato y mano derecha del hasta ahora líder de los empresarios, Juan Rosell.

Su mandato se prevé continuista en el diálogo social, pero más contundente en el ámbito político, sobre todo en asuntos como el independentismo en Cataluña, mientras que internamente está llamado a culminar la renovación de la organización iniciada por Rosell.

Nacido en Getxo (Vizcaya) hace 60 años, Garamendi es un empresario empeñado en potenciar el papel institucional de las patronales y en divulgar una imagen del colectivo alejada de la representada por el hombre con "tirantes que fuma puros".

A Garamendi se le esperaba como presidente de la CEOE desde que hace cuatro años le disputara el cargo a Rosell, que se hizo con el liderazgo de la patronal con un escaso margen de 33 votos.

Desde entonces ha sido un leal colaborador del empresario catalán, quien también ha sabido dejarle espacio propio y consagrarle como delfín.

A partir de ahora, Garamendi se hace con el timón del barco con bastante expectación alrededor ya que podría mantener el rumbo que ha dejado Rosell o introducir una impronta mayor, siempre con "sentido de Estado" y "lealtad institucional", sus máximas.

De carácter extrovertido y accesible, tiene maneras llanas y directas y defiende sus posiciones con la firmeza de quien se ha curtido en el sector del metal, pero con la flexibilidad de quien considera la negociación colectiva y el diálogo social instrumentos fundamentales para la regulación del mercado laboral.

Prueba de ello es el pacto firmado con Gobierno y sindicatos en diciembre de 2017 para incrementar el salario mínimo interprofesional hasta 850 euros en 2020, y el IV Acuerdo de Negociación Colectiva suscrito en julio por los agentes sociales con el compromiso de elevar el salario mínimo en convenio a 14.000 euros anuales en 2020.

No obstante, estos acuerdos se han visto empañados posteriormente por el pacto entre Gobierno y Podemos para situar el SMI en 1.000 euros en 2020, por lo que uno de los principales retos del nuevo presidente de la CEOE será defender el papel de los interlocutores sociales ante injerencias del poder ejecutivo.

También deberá hacer valer a la CEOE ante el Gobierno como defensora de los intereses empresariales, así como mantener y fortalecer su presencia como la única patronal siendo más representativa, más seria y cuya voz sea escuchada.

Sus allegados aseguran que Garamendi lleva el mundo empresarial en sus venas y narran cómo comenzó sus primeros proyectos empresariales en su época de estudiante en el colegio de Los Jesuitas de Burgos, algo que probablemente le llevó a dedicar gran parte de su tiempo a promover el emprendimiento entre los más jóvenes.

Licenciado en Derecho por la Universidad de Deusto (Vizcaya), ha sido presidente y fundador de la Asociación de Jóvenes Empresarios del País Vasco (Ajebask), de la española (Ceaje) y de la Iberoamericana (CIJE), donde se centró en el apoyo a la creación de empresas, proporcionando ayuda en la gestión e inversión.

Como colofón a esta vocación empresaria y emprendedora, Garamendi se ha centrado los últimos cuatro años en la defensa de los intereses de las pymes desde Cepyme, tras la dimisión del entonces presidente Jesús Terciado que fue imputado por presuntos cobros irregulares.

Aficionado a la navegación y a la música (toca el piano), ejerce con orgullo de vizcaíno al tiempo que presume de las vistas del centro de Madrid que disfruta desde su piso en la capital y que están reflejadas en el lienzo que preside su despacho en la sede de CEOE-Cepyme.

Sigue pendiente de los negocios familiares, centrados en los sectores del metal, la construcción, el inmobiliario, los seguros y la hostelería, donde participa como accionista o consejero.

En el pasado, ha sido delegado general de La Equitativa, consejero delegado de Bakoa, presidente Handyman y del Grupo Negocios, vicepresidente de Entel Ibai y consejero de Babcock & Wilcox, Albura, Red Eléctrica y Tubos Reunidos, entre otras sociedades.