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"En Asturias no debe haber alarma por la energía", sostiene Industria

Fernando Valdés, subsecretario del Ministerio de Industria: "Hay un cambio de actitud en Alcoa y tenemos todas las esperanzas, pero es pronto para saber el resultado"

Fernando Valdés, ayer, en Oviedo. FERNANDO RODRÍGUEZ

El Gobierno de España aprecia un cambio de actitud y una posición más dialogante en la multinacional estadounidense Alcoa sobre el futuro de sus factorías de Avilés y La Coruña (cuyo cierre anunció el 17 de octubre) pero "es pronto para anticipar un resultado de las conversaciones", señaló en Oviedo Fernando Valdés, subsecretario del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, quien ayer participó en los Encuentros Empresariales del IDEPA. Según Valdés, el Gobierno se plantea el diálogo "con todas las esperanzas" y con todas las opciones (desde la continuidad de Alcoa a la venta de las plantas a otros inversores) para "evitar a toda costa el cierre". El subsecretario cree compatible la transición enérgetica con la apuesta industrial, asegura que el Gobierno tiene esa doble sensibilidad y que el futuro industrial de Asturias no está en riesgo.

- ¿Perciben un cambio de actitud por parte de Alcoa sobre el futuro de sus factorías de Avilés y La Coruña?

-Secundo las impresiones del Principado de Asturias que ya expresó su consejero de Industria, Isaac Pola, en el sentido de que hay un cambio de actitud en la compañía en la dirección que habíamos solicitado para abrir un diálogo no sólo en el ámbito laboral sino también en la búsqueda de una solución industrial para el mantenimiento de la actividad de las factorías.

- ¿Tienen esperanzas de que el diálogo sea fructífero?

-Desde el primer momento lo que ha querido tanto la Administración central como los Gobiernos de Asturias y de Galicia ha sido comenzar el diálogo con la empresa. Es fundamental que se avenga a tratar las condiciones de la situación en la que se entra y efectivamente parece que eso se ha conseguido y que por lo menos las administraciones hemos logrado abocar a la empresa a un principio de diálogo y desde luego por nuestra parte con todas las esperanzas. Y no solo para que haya respuestas sociales por la empresa a lo que ha ocurrido, sino también para que haya una predisposición para encontrar soluciones industriales.

- ¿Están trabajando ya en el escenario de que Alcoa acceda a negociar la venta de sus fábricas a algunos de los inversores que han manifestado interés (u otros que lo puedan hacer) o sigue abierta la opción de que la multinacional reconsidere su marcha?

-Ahora que empezó la negociación es pronto para anticipar un resultado de las conversaciones. Está abierto. Desde luego lo que quieren todas las administraciones públicas (Gobierno central, comunidades autónomas y ayuntamientos) es evitar a toda costa el efecto que pueda tener el cierre de las plantas de Alcoa. Pero están abiertas todas las opciones. Y es verdad, como ya se ha anticipado, que hay inversores que podrían estar interesados (si acaso esta fuera una solución), pero por parte del Ministerio -y así lo ha expresado la ministra en varias ocasiones- tenemos abierto todo el arco de opciones posibles.

- ¿Se sigue avanzado en el diseño de nuevas formulaciones que permitan compensar el coste energético a industrias electrointensivas como Alcoa para que la factura eléctrica no disuada la continuidad de la actividad fabril en esos sectores?

-Eso está encima de la mesa. Éste es un gobierno sensible con una transición ordenada en materia energética pero que no lo es menos con el futuro de nuestras empresas y del empleo en la industria. Una de las cuestiones que se están analizando en el seno del Gobierno son las medidas que puedan dar desarrollo a ese estatuto de usuario electrointensivo.

- En Asturias existe una enorme preocupación por la transición energética hacia un modelo descarbonizado, y no tanto por el objetivo que se pretende como por la velocidad con la que se quiere llevar a cabo, en la medida en que fuerce desmantelamientos industriales en la región. ¿Hay razón para esa alarma?

-Yo creo que no hay motivo para la preocupación. Es decir, este es un Gobierno -insisto- que tiene la doble sensibilidad industrial y ambiental, y ambos discursos son totalmente compatibles. Está habiendo un excelente entendimiento con la Administración autonómica. El compromiso industrial es compatible con la preocupación y la necesidad de que nuestra economía esté cada vez más comprometida con una transición energética justa y sostenible, pero es verdad que al mismo tiempo ordenada. En lo que se está trabajando es para que esa transición respete los tiempos, las condiciones y las especificidades de los sectores industriales y económicos de nuestro país.

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