La creación de empleo pierde fuerza en Asturias este año. Los datos conocidos ayer sobre el paro y sobre las afiliaciones a la Seguridad Social en el mes de noviembre avalan los diagnósticos sobre un enfriamiento económico que en la región estaría siendo más intenso que en otras zonas: el desempleo decrece a tasas más tibias que en el conjunto del país y la generación de puestos de trabajo, medida por el aumento de las afiliaciones a la Seguridad Social, avanza en el Principado a una velocidad inferior al 1%, mientras que en más de media España lo hace en torno al 3% e incluso por encima.

Las señales estadísticas que manda el mercado laboral certifican que las empresas están conteniendo la incorporación de nuevos trabajadores, acentuándose el déficit de dinamismo que la región ha mantenido en relación a las comunidades más prósperas desde el principio de la recuperación económica. Los últimos resultados sobre el comportamiento del paro y de la contratación se exponen en los siguientes puntos.

El desempleo. Asturias cerró noviembre con 73.357 personas inscritas como demandantes de trabajo en las oficinas públicas de empleo. Son 740 parados que suponen un incremento relativo del 1,02%, en línea con los comportamientos habituales a estas alturas del año. El resultado asturiano contrasta en cambio con el descenso del paro registrado a escala nacional (1.836 desempleados menos que dejan el total en 3,25 millones). El Gobierno del Principado quiso poner el foco sobre la evolución de un año para otro: visto así, el paro desciende el 5,86% respecto a noviembre de 2017. Esa tasa es medio punto inferior a la media nacional (-6,37%) y está en el nivel más modesto desde principios de 2015.

La afiliación. Los números sobre los cotizantes a la Seguridad Social en noviembre permiten esbozar un mapa que deja ver las diferencias de dinamismo dentro de España. Los incrementos más vivos de la afiliación, y con ello del empleo, corresponden a Madrid (3,93% de aumento de cotizantes en un año), Canarias (3,36%) y a las comunidades del Levante (Valencia, 3,47%, y Murcia, 3,05%). Hay un grupo intermedio de territorios que, como Cataluña, Andalucía, Navarra o Baleares, aún habiendo perdido cierto empuje, mantienen crecimientos de cotizantes cercanos al 3%. Los resultados más modestos se concentran en el Noroeste, con avances que como mucho rondan el 2% y que para Asturias, con el peor dato de España, se quedan en la mitad.

Comparada consigo misma, la región arroja un saldo en las afiliaciones a la Seguridad Social congruente con un proceso de ralentización del crecimiento económico: el empleo ha pasado de expandirse a tasas interanuales del 1,85% a principios de 2018 a no pasar del 0,91% en noviembre, el resultado más bajo observado en ese mes desde 2014. Se mantiene e incluso se acentúa de ese modo la distancia que durante el último lustro ha habido entre Asturias y el resto de España en la intensidad de la recuperación del empleo, como muestra el gráfico junto a estas líneas.

Los motores. Esa diferencia de dinamismo queda al aire también al examinar la evolución del empleo por sectores. Los datos más recientes que son públicos sobre las afiliaciones a la Seguridad Social en la industria indican que la creación de empleo en las actividades fabriles permanece estancada (-0,1% interanual en octubre). Aunque la entrada de pedidos pueda haber aumentado este año, el 15% de la capacidad productiva agregada del sector permanece ociosa, sin utilizar, según reflejan las encuesta de coyuntura e SADEI. Esto es, por las singularidades de la industria regional -con predominio de las fabricaciones básicas o intermedias- las empresas son capaces de atender los aumentos de demanda sin contratar más plantilla.

La contabibilidad oficial de la economía española lleva varios trimestres constatando pérdidas de ímpetu en el consumo de los hogares, una corrección ligada al agotamiento de factores externos que habían impulsado el gasto, como la política monetaria expansiva del Banco Central Europeo (BCE) o los bajos precios que el petróleo tuvo hasta 2017. El impacto que ello haya podido tener en los negocios y en la creación de empleo del sector servicios ha sido en parte compensada por el despegue de la construcción de viviendas, intensiva en contratación. En Asturias, la oferta de trabajo en los servicios también se ha desacelerado (crecía al 2,2% hace un año y ahora lo hace al 1,1%) y el motor de la construcción se ha puesto en marcha. El paro cae en este último sector en proporciones interanuales superiores al 15% y desde el otoño de 2017 se han ganado cerca de 900 empleos. Pero tampoco en este caso la región se engancha a las velocidades del país: la afiliación está creciendo alrededor del 3,5% en la construcción, la mitad que en España.