Arcelor-Mittal dio ayer la voz de alarma frente a la pérdida de competitividad que pueden padecer las plantas del grupo en Europa si no se equiparan las normativas medioambientales a nivel global. El primer ejecutivo de Arcelor, Aditya Mittal, fue muy enérgico en denunciar que los productores europeos están en desventaja frente a las importaciones que llegan desde fuera del continente, debido a las presiones de Bruselas para que las empresas locales frenen sus emisiones, yendo de avanzadilla en esta lucha contra el cambio climático.

¿Cómo contrarrestar esa pérdida de competitividad? La idea que expuso el hijo del presidente y principal accionista de Arcelor, Lakshmi Mittal, no supone frenar el compromiso de descarbonizar de la economía, que en su opinión debe mantenerse firme, sino hacer que los importadores de acero sean penalizados dentro del mercado de la UE con igual intensidad que lo son las industrias locales.

"No hay unas condiciones igualitarias para todos; el régimen de comercio de emisiones (ETS) pone la carga en el coste del acero que se produce en Europa y no en el consumido aquí. Así que nosotros abogamos por tasas fronterizas ('border taxes') para acabar con esta desigualdad". Y añadió: "Tenemos muchas ideas sobre cómo se debería solucionar este problema y esperamos que se plasmen en un medidas concretas". A mayores, dijo que "necesitamos unas condiciones más ecuánimes para reducir la huella de carbono, pero en todas las zonas del mundo".

Arcelor abandera así la idea de establecer una especie de "arancel ambiental" en frontera, de modo que el coste del acero importado pierda la ventaja que suponen los menores costes en los países sin penalización al CO2.