El acero del futuro habrá de ser más limpio y resultado de un proceso productivo con menos emisiones, pero esto tendrá un precio. "La sociedad tendrá que aceptar que los costes de producción subirán entre un 20 y un 30%", señaló en París el jefe de la oficina de tecnología de Arcelor, David Clarke. Para mitiga ese impacto, el directivo pidió apoyos públicos apropiados para investigar cómo hacer las producciones más eficientes y limpias.

"Nosotros ya estamos trabajando en esa línea", destacó Clarke. Carl De Mare, director de estrategia tecnológica, explicó que la investigación se está centrando en la planta belga de Gante, con un proyecto para fabricar etanol a partir de las emisiones de CO2 de hornos altos como los que Arcelor tiene en Veriña. Ese producto se utiliza más tarde como combustible para diferentes fines. "Antes esas emisiones que emitían esas instalaciones, ahora vamos a intentar que no sea así", señaló De Mare. Es lo que definió como el "uso circular del acero", para intentar que este producto y todos los residuos que genera alrededor tengan una segunda vida.