Asturias lideró el crecimiento económico en España en 2017, según la estimación actualizada del comportamiento del PIB por regiones que difundió ayer el Instituto Nacional de Estadística (INE), con un avance del 3,8% interanual, ocho décimas más que el promedio español (3%), cuatro por encima de las siguientes dos regiones más dinámicas (3,4%) y 1,4 puntos más que la media de la UE (2,4%).

La industria asturiana, cuyos sectores predominantes tienen ahora muy comprometida su fortaleza futura por las crecientes exigencias española y europea para la descarbonización de la economía, ejerció de principal fuerza tractora, con una expansión del 8,1%, seguida por las actividades profesionales y científicas (7,1%), la construcción (6,1), la información y comunicaciones (3,4%) y el comercio (2,5).

El liderazgo asturiano del crecimiento español es un hecho insólito en al menos más de media centuria, tomando en consideración que fue a partir de la segunda mitad del siglo XX cuando la economía del Principado emprendió la pérdida de posiciones relativas al compás de la liberalización económica española que se inició con el bienio preestabilizador (1957-1959), y que en los sesenta se produjeron las grandes nacionalizaciones de sectores cruciales de la economía asturiana para impedir su desplome, lo que enlazó a partir de los ochenta con las grandes reconversiones. En el acumulado desde 1975 la economía asturiana creció por debajo de la media y fue la región con menor impulso y la que más peso perdió en el PIB español a causa de las reestructuraciones, el envejecimiento demográfico, la baja tasa de actividad y otros factores, salvo varios ejercicios en los que superó al promedio.

El dinamismo industrial en el pasado ejercicio fue el comportamiento más acusado de Asturias y el gran factor diferencial con el conjunto de España, en el que este sector avanzó el 4,4%, 3,7 puntos porcentuales (en torno a la mitad) que en Asturias. En el sector primario, el Principado retrocedió 5 décimas menos que el promedio y en actividades profesionales superó en 2,5 puntos el comportamiento nacional. La construcción avanzó sólo una décima menos que en el Estado, y el comercio y la hostelería fue la única rama de actividad en el que, aun con una tasa de progresión positiva, el comportamiento fue significativamente menos favorable (9 décimas de diferencia) que en el total español a consecuencia de la fortaleza de las comunidades eminentemente turísticas.

Tras Asturias, el mayor dinamismo lo protagonizaron Cantabria y Aragón (3,4%), Madrid (3,3) y Cataluña (3,2%). Esta última no sufrió el desplome anunciado a causa de las tensiones secesionistas y creció más que catorce regiones y dos décimas por encima de la media.

A consecuencia de la reducida fuerza laboral (Asturias es la región con menos población activa, de modo que en 2017 sólo 50,79 de cada 100 habitantes trabajaban o estaban en disposición de trabajar, frente a 62,67 en España), el PIB por habitante se ve penalizado y sitúa a Asturias como la undécima comunidad, con una medida de 22.243 euros, el 88,74% del promedio español y el 74,17% de la media europea.

Sin embargo, una vez más Asturias se ve muy favorecida en resta disponible bruta como consecuencia de las transferencias. Siendo la undécima región en creación de riqueza per cápita, es la octava en renta por ciudadano, con datos de 2016, últimos difundidos de esta variable. Asturias está ocho décimas por encima de la media y es el territorio en el que la renta más supera al PIB.

Hispalink prevé que Asturias crezca el 2,6% en 2018; 2,1% en 2019 y 1,8% en 2020, frente al 2,7%, 2,3% y 2,1% en España.