El expediente de regulación de empleo (ERE) que Arcelor-Mittal aplicará durante siete días en el primer trimestre de 2019 afectará a la totalidad de la plantas de la compañía en Asturias. No se salvará ninguna y ello a pesar de que algunas están a pleno rendimiento. Es el caso de los altos hornos, las acerías y las baterías de coque, según destacaron fuentes sindicales.

La caída de demanda de acero para la automoción, vinculada a las restricciones anunciadas para los motores diesel, ha paralizado estas navidades las líneas de galvanizado de Avilés, pero en el resto de talleres de Arcelor la actividad es la habitual. La multinacional siderúrgica ha dejado claro que la regulación prevista para el primer trimestre de 2019 está relacionada también con otros factores ligados con la transición energética, como el encarecimiento de la tonelada de CO2, y con otros que persisten desde hace meses como son las importaciones de acero barato desde China y Turquía o la guerra comercial avivada por Estados Unidos. Ante ese contexto, el principal objetivo de la multinacional es "reducir costes y tratar de mantener la competitividad" del denominado "cluster Asturias", que además de las factorías de Avilés y Gijón incluye las plantas acabadoras de Etxebarri en Vizcaya, Lesaka en Navarra y Sagunto en Valencia. En todas esas factorías se regulará de empleo a 2.100 trabajadores, 1.624 en las plantas de Asturias, que dan empleo a más de 5.500 trabajadores.

Los afectados son los trabajadores de jornada normal de todos los centros de trabajo, es decir los que no están a turnos, que son los que en general tienen una vinculación más directa con la producción. Los sindicatos critican que se utilice el ERE "de forma indiscriminada y en plantas que funcionan a pleno rendimiento" y aseguran que esa herramienta "no se puede utilizar para reducir costes".

La secretaria general de la patronal Femetal, María Pérez, expresó ayer la preocupación del sector del metal asturiano por "las incertidumbres" que generan el anuncio de cierre de la planta de Alcoa en Avilés y el ERE que va a aplicar el próximo año Arcelor. Respecto a esto último, indicó que "una bajada de actividad en Arcelor siempre producirá un impacto de bajada de actividad en las empresas auxiliares que trabajan para la siderúrgica", que da ocupación a un 70% de los 2.500 trabajadores que tiene el conjunto de la industria auxiliar en Asturias, esto es, a unos 1.750.

María Pérez expresó su deseo de que "de una vez por todas tengamos una política industrial firme para las grandes empresas", no sólo por las implicaciones para ellas, que actúan como tractoras del sector, sino para el conjunto de las empresas del metal asturiano. "El sector está internacionalizado. El 68% del negocio está en el exterior y esta descarbonización exprés en la que nos están tratando de meter, sin lugar a dudas, afecta al metal, porque es un sector donde la energía es muy importante y su coste repercute en la competitividad de nuestras empresas, que tienen que competir internacionalmente con otros que no tendrán las mismas condiciones y restricciones", indicó la directiva de la patronal del metal asturiano.

No obstante, María Pérez matizó que "de momento las exportaciones no están bajando" y además "la situación del empleo en el sector es buena", habiendo finalizado el primer trimestre del año con 27.400 trabajadores.