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Asturias afronta un frenazo en su crecimiento con el proceso de descarbonización

El informe económico-financiero del Principado destaca que el impacto de la transición energética puede acentuar la desaceleración económica

Térmica de Lada. FERNANDO GEIJO

La descarbonización es la principal amenaza interna para el crecimiento de la economía asturiana en 2019. El impacto de la transición energética puede acentuar en la región la desaceleración prevista para el conjunto de España. Lo destaca el informe económico-financiero que acompaña al proyecto de ley de Presupuestos Generales del Principado de Asturias para 2019.

Asturias registró en 2017 un crecimiento de su producto interior bruto (PIB) del 3,8%, el mayor avance entre las comunidades autónomas y ocho décimas por encima del promedio del país, según los datos publicados este mes por el Instituto Nacional de Estadística tras las correcciones.

Las proyecciones sobre el comportamiento de la economía asturiana de los diferentes organismos de predicción apuntan a un crecimiento para 2018 del 2,6% (media de consenso ya que Hispalink calcula un 2,6%, Funcas el 2,5%, BBVA el 2,5% y Ceprede el 2,8%). La economía asturiana sufrirá una desaceleración con respecto al ejercicio previo, fenómeno análogo al que se observa en España y en la mayoría de economías avanzadas, pero el avance de Asturias en 2018 será, un año más, superior al estimado por la Comisión Europea para la Eurozona (2,1%).

"Para 2019, las previsiones existentes son reducidas y resultan discrepantes en algunos aspectos (Hispalink 2,1%, Funcas 1,9% y BBVA 2,6%). En lo que sí existe coincidencia es en que el crecimiento en Asturias continuará el próximo ejercicio situándose ligeramente por encima del 2%", señala el informe económico-financiero del Principado , que a renglón seguido alerta de algunas sombras: "La evolución en los próximos años estará marcada por las grandes incertidumbres internacionales (riesgos de incremento de las políticas proteccionistas, "Brexit", evolución de los mercados financieros o precios del crudo) pero también por aspectos internos como la evolución en Cataluña o la transformación del modelo de transición energética y su impacto en el Principado", región aún dependiente de la producción eléctrica con carbón y con una potente industria electrointensiva muy sensible a la alteración del precio de la luz.

Los efectos de la descarbonización ya empiezan a notarse. La semana pasada, Arcelor-Mittal anunció un ERE para el primer trimestre de 2019 que afectará durante siete días a 1.624 empleados de sus factorías en Gijón y Avilés. Entre los motivos argumentados por la multinacional siderúrgica se incluye el incremento del precio de la tonelada de CO2 -como consecuencia de los acuerdos en la UE para endurecer el comercio de emisiones- y la caída de demanda de acero para la automoción fruto del descenso de ventas de coches con motor diesel por los anuncios de políticas para restringir su circulación.

El primer aviso de que la transición energética ya estaba en marcha -al margen del esperado fin de la minería del carbón- fue la decisión de Iberdrola de cerrar la central térmica de Lada, en Langreo. Iberdrola también anunció el cierre de la central de carbón de Velilla del Río Carrión (Palencia), mientras que Naturgy y Endesa han solicitado las clausuras de las térmicas de Andorra (Teruel) y las de Anllares, Compostilla y la Robla (estas tres en León). Esos cierres en la provincia vecina también tienen importantes efectos en Asturias porque el carbón de importación que queman esas centrales pasa por el puerto de El Musel. El fin de esos tráficos puede poner en aprietos al puerto gijonés. El 23% de las mercancías que mueve El Musel se corresponden con carbón térmico, que genera una facturación anual de unos 7 millones de euros sin los cuales el puerto volvería a tener números rojos. Además, del tráfico por carretera de carbón entre el puerto y las térmicas se encargan cerca de 200 transportistas que se podrían quedar sin empleo y también se vería afectado el tráfico ferroviario.

La transición energética también empieza a notarse en el sector de la gasolineras, con movimientos empresariales (compra de BP de siete estaciones de servicio de Petrocorner) y primeras crisis en el sector (la empresa Beta debe hasta siete nóminas a algunos trabajadores, según han denunciado).

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