La UE debe "impedir que la legislación en materia de cambio climático y derechos de emisión sitúe a la industria europea en una flagrante desventaja competitiva", y, para evitar que eso ocurra y que Europa "importe CO2" de otros países y "exporte empleo" por la fuga de fábricas, el presidente de Asturias, el socialista Javier Fernández, reclamó ayer a las autoridades comunitarias que grave las importaciones de manufacturas de países que no respeten los estándares contra el calentamiento global con un arancel o un ajuste en frontera equivalente al coste que asumen las empresas de la UE para reducir emisiones. Se trata, dijo, de "contribuir a un clima estable sin facilitar que se beneficien" países y fabricantes que "no hacen nada por él".

Durante una intervención en el Foro Nueva Economía, en Oviedo, Fernández alertó de que Asturias es muy vulnerable a los desafíos europeos, de modo que las "fragilidades" y "riesgos" que afronta la UE "se ven más próximas y más nítidas" en el Principado que en "casi cualquier otro territorio de la Unión".

Demografía y nacionalismo. El envejecimiento demográfico (un problema de "extrema gravedad"), la transición energética hacia una economía descarbonizada más rápida de lo social y económicamente asumible, y el ascenso de los secesionismos y nacionalismos, que -entre otros efectos- pueden condicionar un sistema de financiación territorial que no garantice la igualdad de servicios, constituyen, dijo, retos candentes.

El presidente asturiano volvió a reclamar "tiempo" para que Asturias y su modelo industrial puedan transitar hacia la descarbonización de la economía y alertó de riesgos de deslocalización fabril sin que el saldo neto global de emisiones causantes del cambio climático no sólo no se reduzca sino que aumente en el caso de que las industrias desplacen sus centros fabriles a países y áreas económicas menos sensibles con el calentamiento del planeta.

Alemania, con un gran superávit comercial, podría soportar -sostuvo- el "ventajismo" de países sin los mismos costes ambientales, pero no España, "con unos pasivos frente al resto del mundo que rebasan los dos billones", y mucho menos Asturias, "donde la pujanza exportadora de la industria es determinante".

Acero, térmicas y energía. Fernández alertó de las amenazas que pesan sobre el acero europeo por el exceso de oferta, la presión a la baja de los precios por las importaciones, el recorte de márgenes por el repunte de las materias primas, el alto coste de la electricidad y la nueva directiva del comercio de emisiones para 2021-2030.

"Asturias corre un especial riesgo", avisó, "por su estructura industrial, y lo afronta cuando la clausura anticipada de las centrales térmicas de carbón reduce su potencia de generación, afecta al desarrollo del puerto de El Musel e induce un riesgo cierto de encarecimiento del precio de la electricidad". El presidente asturiano subrayó el grave impacto de este último factor en un tejido productivo como el asturiano, con una gran presencia de industrias electrointensivas.

El dirigente asturiano denunció que el nacionalismo vasco haya vendido su apoyo "al Gobierno del PP y ahora al del PSOE" a cambio de "reducir de manera arbitraria y selectiva los peajes de acceso a la red" eléctrica, "con la consiguiente ventaja competitiva para la industria vasca", que afrontará un menor impacto del coste energético, y apuntó como una "sensación" que el próximo desarrollo de las redes eléctricas cerradas "parece corresponder con una vieja reclamación de nacionalismo catalán", todo lo cual discrimina al resto de las regiones, que asumirán más costes.

Alcoa. Sobre el posible cierre de Alcoa en Avilés, Fernández aseguró que el "Gobierno de España va a hacer lo que esté en su mano para mantener la actividad", reclamó la máxima rapidez en dotar a la industria de precios de la electricidad estables y confirmó que en junio recibió al consejero delegado mundial de Alcoa y a su presidente en España y que no le plantearon que fuesen a cerrar la fábrica.