No mantener el sistema de bienestar tendría un coste en términos de "menos prosperidad" porque "se crearía inestabilidad social y política", opinó ayer el presidente asturiano, Javier Fernández, quien vinculó los fenómenos de los nacionalismos al alza, los "chalecos amarillos", el "Brexit" y el triunfo de Trump a una globalización de la que algunas capas sociales "se sienten más víctimas que beneficiarias".

Fernández sostuvo que "la cuestión nacional es la mayor amenaza de las que acechan a la construcción europea" y abogó por un modelo territorial español que se base en "un sistema cooperativo" entre regiones y no en un modelo "competitivo y de pugna entre territorios". La "secesión catalana" tendría, afirmó, un impacto "sistémico" para España y Europa" y abogó por "poner pie en pared" frente a la "deslealtad". Y, aunque cree "bienintencionado" el intento de Pedro Sánchez de "minorar la tensión", se mostró "escéptico" de su resultado. Para afrontar estos desafíos se precisarían, dijo, Gobiernos fuertes, que hoy no son posibles por la polarización política hacia los extremos y la ausencia de partidos bisagra. "Echaremos de menos a los nacionalistas moderados que hacían ese papel", indicó. Y agregó que nunca pactaría con Vox por ser un partido "xenófono, ultranacionalista y populista como Torra".