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El cierre de las térmicas en Asturias y León deja en la cuneta a 650 camioneros

"Si además de las centrales perdemos industrias, el golpe será inasumible", denuncian los transportistas

Central térmica de Soto de la Barca. MIKI LÓPEZ

La ruta del carbón se muere. El anunciado cierre de térmicas en Asturias y Castilla y León dejará en la cuneta a cerca de 650 camioneros y a sus familias. Con la clausura de las centrales de Soto de la Barca y Lada en Asturias, y Compostilla, La Robla, Anllares y Velilla en Castilla y León se acabará el incesante trasiego de camiones entre el puerto de El Musel y las instalaciones de producción eléctrica que queman el mineral de importación.

"La ruta del carbón tiene los días contados", sentencia Alejandro García Monjardín, presidente de la asociación empresarial asturiana del transporte Cesintra. Las únicas centrales térmicas de carbón que, en principio, seguirán operativas más allá de 2020 en Asturias y Castilla y León son las de Aboño y Soto de Ribera, ambas propiedad de EDP. Sin embargo estas dos centrales reciben los suministros de carbón por ferrocarril. El pasado mes EDP adjudicó a Renfe Mercancías la continuidad del transporte ferroviario del mineral entre el puerto de El Musel y Aboño, y la apertura de una nueva línea entre el puerto gijonés y la central térmica de Soto de Ribera. "Los trenes que van a realizar estos tráficos circularán a diario y la carga de carbón podría alcanzar un volumen máximo de 2,75 millones de toneladas al año", señalan fuentes de Renfe.

Sin los tráficos de EDP, el sector del transporte de carbón por carretera queda herido de muerte porque Endesa y Naturgy recibieron el pasado año el visto bueno para el cierre de la térmica de carbón de Anllares (León) e Iberdrola está a la espera de obtener autorización para clausurar Lada (Asturias) y Velilla (Palencia). A finales del pasado año Endesa solicitó al Ministerio para la Transición Ecológica el cierre de Compostilla (León) y Naturgy acaba de solicitarlo para La Robla (León) y Soto de la Barca (Asturias).

Todas esas centrales recibían carbón de importación a través del puerto de El Musel. Según las principales asociaciones del sector del transporte por carretera, el movimiento de carbón da empleo a 300 camioneros en Asturias y a 350 en Castilla y León. "Se están cumpliendo los peores augurios con respecto al cierre de térmicas. Las demandas que había para que ese proceso fuera prolongado en el tiempo no se han atendido y no existe ningún tipo de apoyo para dar alternativa a esos transportistas que dependen del carbón ni para reciclarlos", señala Ovidio de la Roza, presidente de Asetra, asociación de transporte, logística, aparcamientos y actividades afines de Asturias. "Hay una gran preocupación, porque son muchos los transportistas que van a perder su empleo, y además el Gobierno no nos tiene en cuenta en los planes de compensación de los territorios afectados por el cierre de la minería y de las centrales térmicas", añade De la Roza, que es partidario de una "respuesta contundente" del sector del transporte ante la situación crítica en la que se encuentra.

Sin compensaciones

Alejandro García Monjardín, presidente de Cesintra, también destaca "la falta de compensaciones" para los camioneros. "Sólo en Asturias son más de 300 las familias que viven exclusivamente del transporte por carretera de carbón. El cierre de las térmicas condena a esa actividad a la desaparición y no hay alternativas claras", afirma García Monjardín, que destaca que "la actividad del transporte en carretera ya está saturada y la entrada de esos 300 camiones en otros segmentos tendría como efecto inmediato una bajada de los precios y un perjuicio para todos los transportistas de la región". Además, apuntó que ese trasvase de actividad tampoco es fácil porque los camioneros que se dedican al transporte de carbón tuvieron que invertir en la compra de remolques ligeros de aluminio (las conocidas en el gremio como "bañeras") que no son aprovechables para otro tipo de cargas.

El presidente de Cesintra señala, además, que el cierre de las térmicas de carbón puede tener como consecuencia el incremento del precio de la energía y ello puede afectar a la competitividad de las gran industria electrointensiva asturiana. "Si además de las térmicas perdemos a la gran industria el golpe para el sector del transporte en Asturias será inasumible", alerta García Monjardín.

De momento, cerca de 650 transportistas de Asturias y Castilla y León ya saben que en la ruta del carbón habrá una gran señal de "stop" que les impedirá circular más allá de 2020. El apagado de las térmicas también afectará al tráfico ferroviario -sobre todo en el caso de la central de La Robla- y al puerto de El Musel, que deberá buscar alternativas para compensar la pérdida del tráfico de carbones.

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