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Llega al Aramo y a Cabrales la fiebre minera del cobalto, clave para el coche eléctrico

Multinacionales buscan el metal, esencial para las baterías, en zonas donde ya se explotó

Antiguas minas de cobre y cobalto del Aramo. SILVEIRA

La fiebre del cobalto llega a Asturias. Empresas de exploración de recursos mineros que trabajan para multinacionales han solicitado permisos de investigación en varios puntos del Principado para estudiar las reservas de cobalto y sus posibilidades de explotación. Este metal es cada vez más demandado porque es un componente básico de las baterías de iones de litio con las que funcionan los teléfonos móviles, los ordenadores y los vehículos eléctricos.

La empresa asturiana Asturmet Recursos, que es filial LRH Resources LTD y pertenece al grupo irlandés Aurum, solicitó a la Consejería de Empleo, Industria y Turismo del Principado permiso de investigación de varios recursos, entre ellos cobalto, en un área de 261 cuadrículas mineras en la Sierra del Aramo, dentro de los límites de los concejos de Lena, Morcín, Quirós, Riosa y Proaza. Aurum, que posee oficinas en Irlanda y Canadá, cuenta con el respaldo económico de Altius -que financia proyectos de investigación y mineros por todo el mundo- y suele trabajar para grandes multinacionales mineras. La investigación que llevará a cabo en la Sierra del Aramo, denominada "Saint Patrick", está presupuestada en 618.050 euros.

Por su parte el geólogo salmantino David Valls ha solicitado un permiso de investigación denominado "Santa Amelia" para la obtención de cobalto y otros minerales asociados en un área de 11 cuadrículas ubicadas en Cabrales. Valls es un geólogo "freelance" que trabaja en España para compañías mineras como la australiana Plymouth Minerals o la multinacional del comercio de materias primas Aria International.

Los permisos de investigación "Saint Patrick" y "Santa Amelia" han sido admitidos definitivamente por el Principado y contra los dos ha presentado alegaciones la Coordinadora Ecoloxista d´Asturies por su posible impacto ambiental.

Tanto en la Sierra del Aramo como en el concejo de Cabrales ya se produjo en el pasado actividad minera relacionada con el cobalto. El origen de la minería de este metal en Asturias se sitúa precisamente en Cabrales en el siglo XVI, según estudios del Departamento de Geología de la Universidad de Oviedo. No obstante, la mayor actividad en la zona se registró en el siglo XIX en la denominada Mina La Sierre, también conocida como Mina Ninón de Carreña de Cabrales, donde se explotó la concesión "Santa Amelia", que ahora da nombre al permiso de investigación solicitado por Valls porque se sitúa en la misma zona. La otra área histórica de explotación de cobalto en Asturias es la Sierra del Aramo, donde ahora quiere investigar Aurum. En los siglos XIX y XX la compañía Aramo Copper Mines primero y Minero Metalúrgica Asturiana (Metastur) explotaron cobalto como complemento a la extracción de cobre.

Metastur cerró en 1958 y con ella la actividad del cobalto en Asturias. Sin embargo la demanda de este mineral se ha disparado en los últimos años -y con ella su precio- y las compañías multinacionales han puesto de nuevo los ojos en Asturias y vuelven a los yacimientos ya conocidos de la Sierra del Aramo y Cabrales.

El precio del metal

Según un estudio de BBVA Research el precio del cobalto en la Bolsa de Metales de Londres pasó de 22.813 dólares por tonelada métrica en el primer trimestre de 2016 a 87.352 dólares en el segundo trimestre de 2018, lo que supuso un aumento 282%. Además el precio de las acciones de las principales empresas mineras de cobalto aumentó un 85% en el mismo periodo. "Aunque la demanda de cobalto ha sido elevada durante un tiempo debido a su uso en productos electrónicos de consumo, el reciente aumento en los precios es en gran medida el resultado de las expectativas positivas generadas por el rápido crecimiento de las ventas de vehículos eléctricos", señalan Adrián Casillas y Marcial Nava en su estudio para BBVA Research. Durante los últimos meses el precio del cobalto, que se extrae sobre todo en la República del Congo, ha bajado (a 38.000 dólares) pero el interés de las empresas mineras no decae y hay una auténtica fiebre del metal.

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