La Universidad de Oviedo está dándole un buen acelerón a la investigación relacionada con el coche eléctrico y, más allá aún, con todo lo relacionado con los vehículos autónomos. El objetivo es adelantarse al futuro. Tanto es así, que el Instituto de Desarrollo Económico del Principado (Idepa) está realizando un estudio para ver en qué se está indagando desde el ámbito universitario y ha detectado ya que hay 30 grupos de investigación ligados directamente con este nuevo tipo de movilidad. Así lo apuntó, durante unas jornadas celebradas en Oviedo y organizadas por la Asociación para el Progreso de la Dirección (APD), la directora general de este organismo, Eva Pando, que puso el acento en las nuevas oportunidades de negocio que estas investigaciones pueden abrir.

El guante lo recogió el catedrático y director del grupo de investigación de la Teoría de la Señal y las Comunicaciones de la Universidad de Oviedo, Fernando Las Heras, que también participó en el encuentro. Según destacó, sus investigaciones están ya orientadas a dotar a los vehículos autónomos de los sensores precisos para determinar milimétricamente cómo se mueven y así ayudarlos a tomar las mejores decisiones. Aún queda trabajo por hacer. Según apuntó Fernando Las Heras, desde el ámbito universitario se está trabajando en varias líneas de investigación: una ligada con los nuevos materiales, otra relacionada con las baterías y puntos de recarga y otra más vinculada al vehículo autónomo. "La Universidad de Oviedo es uno de los grandes centros donde se está investigando el desarrollo de los coches eléctricos, pero hay otras empresas que también lo están haciendo", destacó el catedrático.

Las Heras señaló que, claramente, la evolución del vehículo va hacia su "autonomía total, un campo en el que hay una gran potencialidad". De lo que se trata, explicó, es de acabar dotando de inteligencia a los coches para que puedan tomar decisiones por sí mismos y, como gran objetivo final, reducir a mínimo el número de accidentes de tráfico que hay en el mundo. Éstos provocan, relató el catedrático, "más de un millón de muertes al año".

El docente aseguró que uno de los principales problemas para el desarrollo del coche autónomo es que las normativas aún impiden la validación de estos coches. "Ello complica el desarrollo de la algorítmica para que puedan tomar decisiones; hay coches que necesitan muchísimos kilómetros de validación para que estos modelos funcionen como si estuvieran conducidos por humanos", destacó.

No tardando mucho, augura Eva Pando, todos los vehículos estarán también conectados a internet, lo que será una prueba de fuego para las redes 5G que vienen, que permitirá que muchos más dispositivos estén conectados al mismo tiempo y que prometen menores tiempos de latencia en la transmisión de datos.

El coche eléctrico traerá cambios en cadena, tanto industriales, como sociales y formativos. Los primeros están claros: surgirán nuevas compañías para la fabricación de los nuevos componentes de estos vehículos. En cuanto al segundo, Eva Pando, señaló que hay que empezar a plantearse "¿cómo serán nuestras calles en el futuro?, ¿habrá puntos de recargas en cada esquina?". Lo único seguro es que habrá mucho menos ruido, ya que los motores de este tipo de coches son muy silenciosos. Y, por último, los cambios formativos, que supondrán que los estudios universitarios y los de Formación Profesional (FP) tendrán que adaptarse a la revolución tecnológica que se avecina sobre la industria para atender las nuevas necesidades de las empresas. Aunque por el momento hay más preguntas e incógnitas que respuestas.