El Banco Santander cerró 2018 con un beneficio neto de 7.810 millones de euros, el 18% más, y se ha propuesto mejorar su solvencia y rentabilidad, objetivos que se incluyen en el "ambicioso" plan estratégico que prepara y que detallará en Londres en abril.

Así lo explicó la presidenta del banco, Ana Botín, que calificó 2018 como un año "excelente" para el Grupo, pero en el que también ha tenido que afrontar reveses como tener que renunciar por su coste al fichaje del italiano Andrea Orcel como consejero delegado. El actual, José Antonio Álvarez, continuará "de forma indefinida", dijo Botín.