En la carrera por extraer cobalto para cubrir las demandas del coche eléctrico, León parte con ventaja sobre Asturias. Empresas internacionales se han lanzado en el Principado a investigar los históricos yacimientos del Aramo y de los Picos de Europa, pero la provincia vecina ya tiene estudiados los suyos, los del área Cármenes-Valverdín, cercanos al límite con Asturias. Además, ha sido la iniciativa pública quien se ha anticipado a la fiebre del metal.
Según destaca el reciente estudio científico "Cobalto: balances de oferta y demanda en la transición a la movilidad eléctrica", elaborado para la Unión Europea, la expansión del mercado de vehículos eléctricos a nivel mundial "aumentará exponencialmente" las necesidades de cobalto en la próxima década. Además, señala que el suministro de ese metal tiene problemas de concentración y riesgo de interrupción ya que se produce principalmente en la República Democrática del Congo y China. En ese contexto, los autores destacan que a partir de 2020 la demanda de cobalto, componente esencial de las baterías de ion litio, superará la oferta, lo que obliga a la explorar nuevos yacimientos o a avanzar en el reciclaje de baterías.
En ese contexto de escasez, que ha disparado la cotización del metal, las compañías mineras y de investigación de recursos naturales se han lanzado a calibrar la posibilidad de extracción en las zonas con potencial, empezando por las más conocidas. En los últimos meses, dos compañías han presentado a la Consejería de Empleo, Industria y Turismo proyectos de investigación para la búsqueda de cobalto y minerales asociados en las dos zonas de Asturias donde ya se había explotado el metal en los siglos XIX y XX: la Sierra del Aramo y los Picos de Europa. En ese segundo sector, el geólogo David Valls Santos -director técnico en España de la compañía australiana Infinity Lithium Corporation- ha pedido un permiso de investigación de 11 cuadrículas denominado "Santa Amelia" que está situado dentro del concejo de Cabrales. Mientras que en la Sierra del Aramo LRH Resources, que pertenece al grupo irlandés Aurum, ha solicitado un permiso de investigación de 261 cuadrículas mineras denominado "Saint Patrick" y situado en territorio de Lena, Morcín, Quirós, Riosa y Proaza.
Esas investigaciones, que incluyen sondeos, tendrán una duración aproximada de tres años. Será entonces cuando las empresas tendrán información suficiente para decidir si solicitan permisos de investigación e inician la larga tramitación que conlleva un proyecto minero de ese tipo.
Asturias es una de las pocas provincias españolas con antecedentes en la extracción de cobalto. Otra de ellas es la vecina León. "En la zona de Villamanín los afloramientos con cobalto ya fueron explotados en diferentes etapas en los dos siglos anteriores y las últimas investigaciones que se han hecho en la zona han constatado su potencial", apuntó el geólogo Carlos Luque, que trabajó para las empresas mineras Rio Tinto y Hunosa y es autor de varios libros sobre las riquezas geológicas de la Cordillera Cantábrica.
Esas últimas investigaciones a las que se refiere Luque fueron realizadas en el sector Cármenes-Valverdín por la Sociedad de Investigación y Exploración Minera de Castilla y León (Siemcalsa), creada por la Junta de la comunidad vecina para fomentar la explotación de yacimientos. La principal actividad de esa sociedad pública es realizar investigaciones que pueden allanar la llegada de inversores dispuestos a explotar esos recursos. En el caso del sector Cármenes-Valverdín, Siemcalsa ya realizó buena parte de las tareas que, por ejemplo, pretende realizar la compañía irlandesa LRH Resources para buscar cobalto en la Sierra del Aramo.
La labor de la sociedad pública castellanoleonesa en Cármenes-Valverdín incluyó cartografías geológico-mineras; vuelos fotográficos estereoscópicos; una completa recopilación bibliográfica y documental; el reconocimiento y muestreo de tanteo de las diferentes labores mineras de las antiguas explotaciones "Profunda" y "Divina Providencia"; geoquímica de arroyos con el propósito de localizar nuevas zonas mineralizadas complementarias de las ya conocidas; estudios mineralógicos y petrológicos, e informatización y digitalización de toda la documentación recuperada. Son trabajos que permiten acortar los plazos de cualquier iniciativa minera aunque "no son suficientes como para realizar estimaciones de recursos", reconoce Siemcalsa en los documentos sobre el proyecto.
