El inversor ruso Mikhail Fridman, mayor accionista de Dia y dueño del 29%, asumió la responsabilidad de salvar a la segunda mayor cadena de supermercados de España tras derrotar anteayer en la junta general de accionistas a la estrategia liderada por el consejo y la banca acreedora, y ahora dispone de un margen de tiempo limitado para hacer efectiva su solución. Los plazos apremian y nadie sabe si la salvación llegará a tiempo. La empresa sigue con el plan de despidos. Ayer bajó de nuevo la cifra hasta 1.337 personas con una indemnización de 28 días y un máximo de 12 mensualidades. Los sindicatos exigen menos bajas de personal y con 45 a 33 días y 24 mensualidades.

El accionista de referencia hará una ampliación de capital por 500 millones pero solo si antes se hace con el control de al menos el 64,5% de la compañía mediante la oferta pública de adquisición de acciones (opa) que anunció el 5 de febrero. El principal obstáculo de la opa -pendiente de autorización por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV)- es el precio: 0,67 euros por título. Aunque esta valoración supone una prima del 56,1% sobre la cotización del día previo al anuncio de la opa y del 6,4% respecto a la de ayer (cerró en 0,6296 euros), los accionistas que intervinieron en la junta general fueron furibundos contra la oferta de Fridman (incluido el presidente de la Asociación de Accionistas Defensores de Dia), quienes consideraron la opa como un intento de quedarse con Dia a precio de saldo. Se estima que existen 43.000 accionistas minoritarios que controlan el 57,34% del capital, y entre ellos el ambiente es beligerante contra las condiciones de la oferta.

Fridman tomó posiciones en Dia en julio de 2017, cuando se hizo con el 3% a precios superiores a 5 euros por título, y luego amplió sus posiciones en enero de 2018 a más de 4 euros y en septiembre a unos 2 euros. De acuerdo con la ley de opas, el precio equitativo que debería ofrecer en su oferta de compra sobre el 71% que aún no controla en la sociedad sería de 3,73 euros (el más alto que las sociedades del grupo al que pertenece hayan pagado en los doce meses previos), pero Letter One (la sociedad del inversor ruso) invoca el artículo de la norma que exime de pagar este precio a las opas voluntarias. La opa sería obligatoria si Letterone superase el 30% de la sociedad, pero frenó sus compras cuando llegó al 29,1%. Otra estipulación de la norma permite eludir la exigencia del precio equitativo cuando la sociedad opada se halla "de forma demostrable en serias dificultades financieras". La CNMV tiene pendiente pronunciarse sobre si la opa y sus condiciones se ajustan a la norma. Si la autoriza, el consejo de Dia emitirá su opinión.

Letter One no cree probable que vaya a tener que enfrentarse a una opa competidora pero lo minoritarios buscan aliados. Si la pelea se prolonga, Dia pueden resultar exhausta. La compañía dispone de dos meses para ampliar capital y restablecer su equilibrio patrimonial para evitar el concurso. La ampliación inmediata que promovía el consejo fue derrotada en la junta. Y Fridman solo hará la suya si logra ser dueño de al menos el 64,5% de la sociedad. Antes, el 31 de mayo, vence el respaldo de la banca a Dia. El consejo se ofreció a mediar.