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La recaudación del IRPF roza el nivel precrisis en Asturias, pero la de Sociedades no despega

Las bonificaciones y los problemas de rentabilidad frenan la tributación de las empresas Aumenta la carga fiscal sobre la renta del trabajo y el consumo

La recaudación del IRPF roza el nivel precrisis en Asturias, pero la de Sociedades no despega

Hacienda ya recauda en el conjunto del país, por los grandes impuestos estatales, más que en 2007 (en euros nominales, sin descontar la inflación), año inmediato anterior al inicio de la Gran Recesión (2008-2013), que hundió los ingresos públicos. Vista en conjunto, la recaudación ha despegado desde 2014, alineada con la recuperación de la economía, a la vez que se han producido cambios en su composición: aumenta la participación del IRPF y del IVA y baja la del impuesto de Sociedades. Esa situación, que en Asturias se reproduce aumentada, sugiere que se está acentuando el desplazamiento de la carga tributaria hacia las rentas del trabajo y el consumo.

La Agencia Tributaria acaba de divulgar los datos sobre la recaudación en 2018 de los principales tributos. Los resultados para Asturias en ese ejercicio y la evolución observada se sintetizan en los puntos siguientes.

Los ingresos. El recaudador estatal ingresó en Asturias el pasado año 2.466 millones de euros, el 11,5% más que un año antes. Tal expansión fue más intensa que el promedio del país (11,5%) y se explica en parte por el comportamiento de la economía, aunque también razones técnicas asociadas a cambios normativos. Al contrario de lo ocurrido con el conjunto de España, la recaudación asturiana es aún significativamente inferior a la de 2007 (338 millones menos), divergencia que se puede explicar por el menor vigor de la recuperación del crecimiento y del empleo en la región. El producto interior bruto (PIB) español sobrepasó en 2016 el nivel de 2008. El de Asturias no lo había alcanzado en 2017 y para conseguirlo en 2018 debería haber crecido el 5,3%, algo muy improbable, si bien aún no se conocen cifras oficiales.

La estructura. El peso de los distintos impuestos ha variado en la última década, período condicionado por el déficit en las cuentas públicas y por las políticas de austeridad, y en el que se produjeron sucesivas reformas y ajustes tributarios (incrementos del IVA y en los impuestos especiales que se consolidaron, subidas y rebajas en el IRPF, cambios en Sociedades...). La mutación más evidente es que, tanto en España como particularmente en Asturias, aumenta el peso del IRPF y del IVA en la recaudación y baja el que tiene el tributo sobre los beneficios empresariales. Los datos asturianos son estos: el IRPF, que grava sobre todo las rentas del trabajo (salarios y pensiones), ha pasado de aportar el 39,7% de los ingresos de Hacienda en 2007 al 43,7% en 2018; el IVA, principal tributo sobre el consumo, representa ahora el 39,3% (30,5% en 2007), y Sociedades, el 7,6% (24,3% antes de la crisis).

IRPF. Los asturianos pagaron por el impuesto de la renta en 2018 cerca de 1.080 millones de euros netos, el 5,4% más que el año anterior (55 millones más). Ese incremento, inferior al medio del país (7,6%), está conectado a la evolución del mercado laboral. Si bien la creación de empleo, medida por las afiliaciones a la Seguridad Social, fue tibia en Asturias (aumento de cotizantes del 1,1%), las subidas de salarios y pensiones favorecieron un crecimiento de 31 millones en las retenciones sobre las rentas del trabajo. Se produjo también un avance en los pagos fraccionados que realizan autónomos y profesionales. Los 1.080 millones de la recaudación neta del impuesto suponen las mayores cifras desde 2008 y se aproximan, sin alcanzarlos aún, a los resultados de ese año (1.117 millones, máximo histórico).

Sociedades. El impuesto sobre las ganancias de las sociedades mercantiles está muy lejos, en Asturias y en toda España, de aportar los recursos públicos que suponía antes de la crisis: en 2007, la recaudación neta asturiana fue de 682,4 millones; en 2018, de 188,8 millones, tras una caída anual del 22,7%. Si bien esta evolución más reciente tiene en parte una justificación técnica (un fuerte aumento de las devoluciones registrado en todo el país, según la Agencia Tributaria), el magro comportamiento del impuesto durante la fase de recuperación económica (el máximo recaudado fue de 275 millones en 2016) tiene explicaciones de mayor enjundia. Aunque el beneficio contable declarado por las empresas asturianas y españolas ya superaba en 2016 el nivel de 2007, las bases fiscales sobre las que se aplican los tipos impositivos fueron sustancialmente inferiores, situación que presumiblemente se habrá repetido en los años más recientes. Detrás está el impacto de las deducciones y otras bonificaciones y en particular la que permite a las empresas compensar las pérdidas del pasado restándolas, dentro de ciertos límites, de las bases imponibles del impuesto cuando retornan las ganancias. Las sociedades españolas dedujeron por esa vía más de 77.000 millones de euros entre 2013 y 2016. Un segundo factor remite a problemas de rentabilidad de las compañías: según los últimos datos disponibles, en Asturias hay ya más empresas sujetas al tributo que en 2007, pero sólo el 43% declara beneficios y por ello paga Sociedades de manera efectiva, frente al 52% de entonces.

IVA. Es el único tributo estatal que en Asturias presenta una recaudación superior a la de hace diez años. En 2018, los ingresos se dispararon en 300 millones, sobre todo por razones técnicas y de calendario (la aplicación del llamado Sistema de Información Inmediata desplazó ingresos de 2017 a 2018, explica la Agencia Tributaria). No obstante, la tendencia del impuesto recoge los efectos de las subidas de tipos del IVA aprobadas durante la crisis y también refleja un patrón de crecimiento económico de nuevo muy anclado en el consumo de los hogares en España.

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