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El futuro de Telecable, en juego con el pulso de Zegona y Euskaltel

El grupo británico, que ya es el mayor socio, quiere más contundencia en el recorte de costes y una expansión bajo la marca Virgin

Eamonn O'Hare.

La operadora asturiana de telecomunicaciones Telecable, filial de la vasca Euskaltel desde hace dos años y en proceso de fusión con la gallega R (también subsidiaria del grupo vizcaíno), tiene su futuro pendiente del pulso que mantienen el inversor británico Zegona, mayor accionista del conglomerado, y la dirección de Euskaltel. En el País Vasco el desenlace que tenga esta pugna se vive en términos identitarios y de arraigo y enraizamiento de Euskaltel como proyecto empresarial y tecnológico vascongado, mientras que en Asturias y Galicia, sedes de sus dos filiales, la disputa puede afectar al tamaño futuro de sus sedes corporativas y departamentos profesionales en Gijón y La Coruña.

Zegona Communications, que se incorporó al accionariado de Euskaltel con la venta de Telecable al grupo de Derio (Vizcaya) en mayo de 2017, empezó a expresar su divergencia con la gestión de la operadora vasca en noviembre de ese año. Desde entonces ha reclamado una mayor agresividad comercial y expansión fuera de los territorios regionales de origen para agrandar la cuota de mercado y el volumen de negocio, y ha demandado a la vez una actuación más contundente en el proceso de concentración de sus sociedades y estructuras regionales para reducir costes, suprimir duplicidades, generar sinergias y acrecentar los márgenes. Esta segunda reclamación es la más inquietante para los tamaños actuales de Telecable y R.

El plan de expansión de Euskaltel -que está ejecutándose desde 2018 en Cataluña y Navarra, y que se acaba de poner en marcha también en La Rioja, Cantabria y León- y el anuncio que se hizo en enero de fusiones internas (y confirmado en marzo en el caso de Telecable y R) son apuestas de la cúpula del grupo y su consejo para aprovechar y rentabilizar las capacidades potenciales del conglomerado pero también para frenar la disidencia del socio británico.

Zegona no se da, sin embargo, por satisfecho. Su plan es mucho más ambicioso e impaciente en el despliegue nacional de Euskaltel y también más exigente en el aprovechamiento de las economías de escala internas, con una mayor concentración de servicios y estructuras entre Euskaltel, Telecable y R que, según sus estimaciones, podrían suponer recortes de costes de unos 40 millones al año, lo que, de materializarse, podría conllevar necesariamente ajustes de empleos.

Hasta ahora Euskaltel había sido muy respetuosa con las estructuras de las dos empresas incorporadas (R desde 2015 y Telecable desde 2017) y en la fusión de ambas, anunciada en marzo, el plan difundido no prevé más ajuste de plantilla que la externalización -como ya hizo la sociedad matriz en Euskadi- de su personal de mantenimiento de redes (en el caso de Telecable son 24 de sus 172 trabajadores) con compromiso del mantenimiento de sus puestos de trabajo y conservación de sus condiciones laborales.

Zegona, que se constituyó en 2015 como grupo inversor para tomar posiciones en el sector europeo de las telecomunicaciones, y cuya única actividad hasta ahora es su proyecto en España (primero en Telecable y ahora en Euskaltel), tiene el objetivo de alcanzar por sí o con grupos aliados el 29% de la operadora vasca, el techo para no verse forzado a lanzar una opa obligatoria sobre el 100% pero un suelo suficiente para intentar aplicar su plan en el grupo con sede en Derio.

Compra de acciones

Tras un intento frustrado de opa parcial , Zegona está desarrollando una estrategia de compra gradual de acciones de Euskaltel en bolsa. El miércoles anunció que había ampliado su participación hasta el 20,94%, lo que le convirtió en el mayor accionista, por delante de Kutxabank, el banco de las antiguas cajas vascas.

Zegona pretende que Euskaltel compita en todo el territorio español a través de la red de Orange, y cuenta para ello con la cesión de la marca británica Virgin, el grupo del que proceden Eamonn O'Hare, presidente y director ejecutivo de Zegona, y Robert Samuelson, su director de operaciones. Virgin ha sido uno de los dos grupos (el otro es Barclay Bank) que han financiado a Zegona para que amplíe su peso en el capital de Euskatel. A Zegona se le atribuye la voluntad de sustituir al primer ejecutivo del grupo vasco por José Miguel García, ex consejero delegado de Jazztel, quien dio un impulso muy agresivo a este operador hasta su venta a Orange, filial de France Telecom.

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