Energías de Portugal (EDP), eléctrica con más de mil empleados en Asturias, ha sellado un acuerdo con la francesa Engie para desarrollar proyectos eólicos marinos, un negocio que moverá fortísimas inversiones en los próximos lustros y en el que la nueva alianza luso-gala pretende convertirse en un actor global de primer orden. Es un movimiento estratégico que llega tras el fracaso de la oferta pública de adquisición (opa) que la china CTG, ya accionista principal, formuló sobre la energética portuguesa.

El acercamiento entre EDP y Engie se limita, al menos por ahora, al sector eólico "off-shore", donde una sociedad compartida por ambos grupos prevé disponer de 17.000 megavatios de potencia instalada en el horizonte de 2030 para liderar este segmento del mercado. Al presentar en Londres la nueva alianza, Antonio Mexia, presidente ejecutivo de EDP, subrayó que, tras el episodio de la opa china, el proyecto con Engie busca "crear valor para nuestros accionistas en el sector renovable". Según sus explicaciones y las de la consejera delegada de Engie, Isabelle Kocher, EDP y Engie colaboran desde 2013 y ahora pasan a tener una "relación exclusiva".

Isabelle Kocher no descartó que Engie haga otros negocios con el grupo portugués, incluida la adquisición de parte de los activos (centrales eléctricas o redes) que EDP prevé en la Península Ibérica. La compañía lusa ha contratado ya los servicios UBS y Morgan Stanley para explorar el mercado y hallar compradores.