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Nace un colectivo para divulgar la ley de Segunda Oportunidad: "De las deudas se sale"

Antiguos empresarios asturianos cuyos negocios cerraron por la crisis se organizan para asesorar a otros que afrontan situaciones semejantes

Nace un colectivo para divulgar la ley de Segunda Oportunidad: "De las deudas se sale"

Ángel González tuvo una segunda oportunidad. Y no desde un punto de vista metafórico. Se la concedió un juez hace más de un año. Esa fue la fecha, más o menos, cuando le liberó de las enormes deudas que le atenazaban. Llegó a deber sobre un millón de euros por culpa de un negocio que se fue al garete durante la crisis. Ya no adeuda nada, está limpio. De la noche a la mañana, el juez le quitó esos grilletes económicos y lo sacó de las múltiples listas de morosos en las que figuraba su nombre, aunque asegura que darse de baja de todas ellas fue un camino tortuoso. ¿Cómo fue posible? González se acogió a la llamada ley de la Segunda Oportunidad, una norma que tiene cuatro años de vida, pero que es toda una desconocida, comenta. Con el propósito de difundir su uso, Ángel González ha creado desde Oviedo una asociación nacional junto con otros antiguos empresarios.

Su hermano, Rafael González, que estaba con él en aquella aventura empresarial que fracasó y que también es miembro de la nueva agrupación, fue otro de los que ha logrado tener su segunda oportunidad. En su caso la resolución judicial que le libró de pesadas cargas financieras tiene ya dos años. "Habíamos avalado personalmente todas las deudas de la compañía y quedamos laminados por la crisis", señala Ángel González. A la agrupación la han bautizado como Asociación Nacional de Avalistas y Concursados (ANAC). El abogado Jorge Álvarez de Linera, que está haciendo de asesor para los afectados, asegura que el proceso para liberarse de las deudas es más sencillo de lo que muchos se piensan.

La asociación acaba de estrenar sus nuevas instalaciones en Oviedo para difundir entre aquellos que estén pasando por dificultades similares que una salida es posible. El colectivo ya cuenta con medio centenar de asociados, en su mayoría empresarios o autónomos cuyo negocio fracasó y quedaron atrapados en un mar de deudas. "La intención es que la sede nacional esté aquí en Asturias y que se vayan creando sucursales", apunta González. La organización ya tiene manifestaciones de interés de empresarios que están en la misma situación en Madrid, País Vasco y Valencia.

A Ángel González, que va a ejercer de presidente de ANAC, todo se le precipitó muy de repente. "Dos años antes del concurso de acreedores la empresa había cerrado con 80.000 euros de beneficio. Antes que nosotros otras empresas empezaron a tener problemas económicos y comenzaron a dejarnos fallidos de cobro que se fueron acumulando y todo se precipitó". El concurso de la empresa se extendió durante cuatro años, un tiempo que el empresario califica como "un calvario". Una vez que la compañía echó el candado llegaba el momento de intentar liberarse de las deudas que había ido avalando de forma personal y así fue como el caso llegó ante el juez para pedir una segunda oportunidad.

"Durante ese tiempo fue cuando algunos empresarios que también habían pasado por lo mismo nos conocimos y pensamos en crear esta asociación, porque vimos que había un montón de lagunas", señala. Así nació ANAC, con el objetivo, asegura, "de animar": "Hay un aspecto del que casi nadie habla nunca que es el sufrimiento psicológico que tiene una persona que pasa por una situación como esta". Ángel González comenta que, cuando una empresa comienza a quedarse anoréxica por crisis o deudas, "los trabajadores suelen tener un colchón y acaban cobrando, y casi todos se vuelven a recolocar y rehacen su vida laboral; pero el empresario, no, y eso es muy duro; nadie sabe la soledad y la falta de herramientas que se tienen en estos casos para defenderte en un mundo jurídico muy complejo y que muchos de nosotros desconocíamos", dice González. El de la unión, compartir experiencias y apoyarse mutuamente es el principal espíritu con el que nació la asociación. Surge, además, en un contexto en el que los concursos de acreedores están repuntando en la región, también entre las personas físicas sin actividad empresarial.

El procedimiento

A quién se dirige. La ley está diseñada para ciudadanos particulares y profesionales por cuenta propia que hayan fracasado en su aventura empresarial y estén agobiados por las deudas.

Antiguos empresarios asturianos cuyos negocios cerraron por la crisis se organizan para asesorar a otros que afrontan situaciones semejantes

Los pasos. El deudor debe intentar alcanzar un acuerdo extrajudicial con sus acreedores; el proceso será tutelado por un juez, y se liquidarán los bienes para abonar débitos.

El juez. Podrá exonerar al deudor de la mayor parte de sus cargas si considera que ha actuado de buena fe y si ya no tiene dinero ni activos suficientes para hacer frente a sus deudas.

Un objetivo fundamental de ANAC es dar a conocer una ley de Segunda Oportunidad que es invisible para muchos empresarios que están en problemas. La mayoría desconoce que se pueden acoger a ella. "Muchos, incluso aunque sepan que existe, no se atreven a dar el paso porque piensan que es demasiado compleja", dice González, "pero en mi caso en nueve meses el problema quedó solucionado".

¿Cómo funciona? Lo primero es reunir una serie de requisitos. Entre ellos, no tener ningún activo. "Yo me quedé sin nada", señala. A lo que el abogado Jorge Álvarez de Linera apunta: "Cómo su empresa cerró los acreedores fueron a por él". Lo mismo que les ocurre a otros empresarios que entran en crisis. "Para el procedimiento que hay que seguir tienes que haber perdido todos tus activos o no tenerlos", matiza el letrado. También tiene que haberse mostrado buena disposición para llegar a acuerdos con los acreedores y tratar de reducir las deudas. En concreto, De Linera añade que los requisitos incluyen no haber estado declarado en concurso de acreedores en los últimos cinco años; no tener antecedentes penales por delitos, fundamentalmente, económicos; tener una pluralidad de deudores y carecer de ingresos suficientes como para pagar razonablemente las deudas. "Son todos fáciles de cumplir", dice el abogado. En el Juzgado se propone al magistrado una quita de la deuda, normalmente del cien por cien. Eso sí, no toda desaparece. Los débitos contraídos con la Agencia Tributaria o la Seguridad Social tienen que saldarse, no así las adquiridas con los acreedores privados o los bancos. Una segunda oportunidad en la vida y la constatación de que "de las deudas se sale".

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