La banca acreedora de Duro Felguera. Los prestamistas de Duro, que en junio habían rechazado liberar los avales, se mostraron ayer dispuestos a reconsiderar su negativa y se han dado un plazo de quince días para que la empresa pueda aportar documentación adicional sobre la situación de la compañía, la renegociación de contratos con clientes, la venta prevista de activos (entre ellos, la sede corporativa de la empresa en Gijón) y otras medidas adoptadas por la ingeniería para mejorar su situación financiera y reactivar la contratación.

En el cambio de posición incipiente de la banca, que por vez primera permite abrigar alguna esperanza de desbloqueo de los avales (lo que, de ocurrir, tendría una gran relevancia para asegurar la actividad y continuidad de la ingeniería), también fueron determinantes que Duro haya logrado en agosto el respaldo de la Compañía Española de Seguros de Crédito a la Exportación (Cesce), de mayoría pública, para asegurar el 60% de los avales (la aportación de contragarantías era una de las exigencias de la banca desde 2018), y que, con el respaldo de los Gobiernos español y asturiano, el grupo tenga en marcha la búsqueda de un inversor que permita reforzar su capital, para lo que el grupo está siendo asesorado por dos consultoras internacionales. Hasta donde se sabe, hay contactos preliminares con dos fondos de inversión.

Para intentar que los acreedores financieros de Duro desbloqueen los avances negociados hace un año (y que son cruciales para que la empresa pueda seguir accediendo a nuevos contratos y logre restablecer su cartera de pedidos en niveles óptimos) Duro Felguera postuló ayer la venta de su sede corporativa en el parque tecnológico de Gijón como una de las desinversiones adicionales que se compromete a realizar para generar liquidez y mejorar su posición financiera.

De desprenderse de su sede gijonesa -como ya hizo con sus dos edificios de Madrid el año pasado y que finalmente desalojó-, podría optar por una venta con derecho a permanencia en régimen de alquiler para seguir ocupando el edificio corporativo.

Simultáneamente, Duro confirmó que ya se ha desprendido del 20% residual que aún conservaba en la compañía mierense DF Raíl desde que en agosto del año pasado vendiera el 80% de la empresa de vías y cruces de vías ferroviarios a la también asturiana Talleres Alegría, que ahora ha pasado a controlar el 100%. El precio de la operación sobre DF Raíl se hizo en 2018 valorando el 100% de la filial mierense en 17 millones de euros.

La ingeniería que dirige José María Orihuela busca a su vez comprador para la filial Epicom, una compañía especializada en el ámbito de la protección de las comunicaciones críticas, que fue excluida de la cartera de activos en venta el año pasado por ser considerada una actividad de gran valor estratégico futuro y capacidad de revalorización. Duro vendió entonces Núcleo de Comunicaciones para generar recursos pero frenó la desinversión de Epicom, por cuya continuidad apostó el presidente del grupo, Acacio Rodríguez. Ahora su eventual traspaso tendrá que superar vetos y filtros de las administraciones públicas porque Epicom, con una tecnología muy avanzada en encriptación de comunicaciones, trabaja para el servicio de espionajes español y otros cuerpos de seguridad. El elenco de compradores potenciales estaría por ello fuertemente restringido por intereses de Estado.

Otro de los activos en venta, según anticipó "Expansión" y confirmaron fuentes de Duro, es la participación de la compañía asturiana en la australiana Ausenco Limited, en la que en 2015 amplió su posición del 5% al 14,5%.

En la reunión de ayer con la banca acreedora, que lidera el Banco Santander, no se esperaban acuerdos porque estaba concebida como un encuentro de seguimiento más que decisorio, dijeron medios de Duro Felguera consultados con anterioridad a la cita. Sin embargo, y de forma inesperada, las conversaciones de ayer tarde arrojaron avances significativos aunque no definitivos. El anterior encuentro, en junio -y en el que la empresa había realizado peticiones más ambiciosas que ahora-, había culminado en un desencuentro y gran frialdad. Para liberar los avales que le reclama Duro Felguera la banca exigía contragarantías y que Duro ampliase capital por segunda vez desde hace un año, cuando captó 125 millones en el mercado. E incluso la banca sugirió hace cuatro meses que, ante las nuevas sorpresas desagradables afloradas en algunos contratos, el camino más factible era la petición de concurso de acreedores, una opción que los bancos habían desaconsejado entre 2017 y 2018.

En el nuevo cambio de posición del grupo de bancos también fue determinante el estadio de las conversaciones que Duro está manteniendo con clientes de Perú, Argelia, Bélgica y otros países para reducir el riesgo asumido, así como las resoluciones favorables a contenciosos en Australia e India. Los recursos generados en estos litigios y los que obtenga con las desinversiones y venta de activos son a su vez una garantía, en prenda, por los préstamos vivos de la banca con Duro y que ascienden a 85 millones. A su vez, las entidades financieras accedieron el año pasado a convertir deuda crediticia por un monto de 233 millones en bonos convertibles en acciones de Duro Felguera.