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El final de la mayor térmica de España

El inminente cierre de As Pontes, en La Coruña, representa el ocaso del carbón como fuente de energía l El alto coste del CO2 precipita la clausura

Central térmica de Endesa en la localidad coruñesa de As Pontes, con la chimenea de carbón más alta de Europa. FRAN MARTÍNEZ

La chimenea de la central térmica de As Pontes, en La Coruña, no ha vuelto a echar humo desde la pasada primavera. Este conducto tiene nombre propio, Endesa Termic, y sus 356 metros de altura -seis veces la Torre de Hércules- lo convierten en el más alto de Europa. La central gallega de Endesa es la térmica de mayor potencia de todo el país (2.318 megavatios) y ostenta también el récord de ser la planta más contaminante de España y la décimo séptima del continente, según el ranking que elabora la Comisión Europea. Después de 43 años quemando carbón para producir electricidad, la planta de As Pontes enfila su final, todo un símbolo de la transición energética en España.

El cierre inminente anunciado por Endesa la semana pasada ha cogido a contrapié a las 700 familias que viven de este complejo industrial, con un imponente peso económico en la comarca.

As Pontes, como las asturianas de Aboño y Soto de Ribera, era una de las cinco térmicas de carbón españolas llamadas a alargar su vida hasta el horizonte de 2030, ya que la eléctrica estaba acometiendo las obras para cumplir con la normativa europea de reducción de emisiones que entra en vigor el próximo julio, con una inversión de 217 millones. Pero los costes por emisión de CO2 (gas causante del cambio climático) se dispararon un 50% en el último año y este encarecimiento ha lastrado la rentabilidad del negocio y precipitado la decisión de cierre.

Impacto económico. El Ayuntamiento de As Pontes ha encargado un estudio a la Universidad de La Coruña para cuantificar el impacto económico de la central en la comarca. En espera de este análisis académico, otros datos oficiales hablan del enorme peso de la planta. Unas 700 familias viven directamente de esta actividad: 200 empleos pertenecientes a la plantilla y el resto vinculados al transporte del carbón y otras actividades subcontratadas. A ellos hay que sumar cerca de un millar de puestos de trabajo indirectos, en comercio y servicios. Es gracias a esta gran central que As Pontes, un pueblo con poca apariencia de residencial, sea el segundo municipio con mayor renta de Galicia (29.154 euros anuales frente a la media gallega de 23.249 euros y la española de 26.618 euros); solo por detrás de Oleiros (37.974 euros), donde viven fortunas como Pablo Isla, Sandra Ortega y Manuel Jove, en el área metropolitana de La Coruña.

Endesa aporta además el 40% de los ingresos tributarios del municipio (seis millones de euros sobre un total de 15), aunque el Ayuntamiento matiza que solo 3,5 millones (23% del total) dependen directamente del carbón y el resto, lo hacen de la actividad del ciclo combinado y los eólicos.

El auge de las renovables. La Unión Europea marca como objetivo que el 20% de la energía producida en 2020 proceda de fuentes renovables y que esa tasa se eleve al 32% en 2030. Gracias al auge de las renovables España ha alcanzado ya las metas fijadas para la próxima década. Según los datos de Red Eléctrica, en 2018 el 38% de la electricidad generada en el país fue limpia. El porcentaje se eleva al 45% en Galicia, por su potencial eólico e hidroeléctrico.

El agotamiento del carbón. A través del puerto de Ferrol (el más cercano a As Pontes) entran cada año unos cinco millones de toneladas de carbón para la central de Endesa. Esta mercancía supone la mitad de los tráficos de esta dársena y el sustento de unos 150 transportistas que cargan el mineral los 60 kilómetros que separan el muelle de la térmica. Hace ya doce años que Endesa no quema carbón gallego, desde que agotó la que en su día fue la mina a cielo abierto más extensa de la península, ahora convertida en un lago artificial.

La pérdida de rentabilidad. El aumento de los costes de emisión de CO2 es el principal argumento que ha esgrimido Endesa para comunicar a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) su decisión de dejar de operar en sus cuatro térmicas de carbón de la Península, incluidas las dos en las que realizaba obras para continuar una década más (la coruñesa de As Pontes y la almeriense de Litoral). Se estima que los bonos de CO2 se encarecieron un 50% en el último año, hasta unos 35 euros por tonelada. A este aumento de costes se suma una merma en los ingresos, dado que el carbón tiene cada vez menor peso en el negocio eléctrico, ante los precios más competitivos del gas, que lo está relevando como energía de respaldo (necesaria cuando no hay viento o lluvias suficientes para tirar de renovables).

Transición ecológica. La Unión Europea ha marcado objetivos de reducción de las emisiones a los países miembros. En verano de 2020 entra en vigor la normativa europea en desnitrificación y desulfurización, que dejará fuera de juego a nueve de las 14 centrales de carbón que quedan en España. Son las que no han hecho las obras para minimizar la salida de gases contaminantes, como es el caso de la otra térmica gallega, la de Meirama, o las asturianas de Narcea y Lada, que ya solicitaron el cierre. Las otras cinco teóricamente podrían seguir, aunque la previsión del Gobierno es que no quede ninguna en 2030. Ahora, las condiciones del mercado precipitan el cierre de As Pontes y Litoral, donde Endesa no ve ya viabilidad. Quedarían las asturianas de EDP, Aboño y Soto de Ribera, y la gaditana de Viesgo, Los Barrios.

La Xunta se aferra al carbón. Mientras Gobierno y Ayuntamiento (PSOE) asumen el final del carbón en As Pontes y buscan alternativas, la Xunta (PP) se aferra a la posibilidad de seguir quemando hulla en la central coruñesa. El presidente gallego, Alberto Núñez Feijóo, argumenta que Endesa todavía no ha solicitado el cierre de la térmica oficialmente e insta al Ejecutivo de Pedro Sánchez a aplicar "medidas fiscales" -como la supresión del llamado céntimo verde- para aligerar los costes de la generación eléctrica con carbón y mantener la actividad. El número dos de Feijóo, Alfonso Rueda, ha calificado esta semana el cierre de As Pontes como "una especie de Brexit en el sentido más duro posible" para Galicia, en una "transición energética hacia ninguna parte". El Gobierno autonómico se resiste a aceptar un cambio de modelo que amenaza la posición de Galicia en el mercado eléctrico. Para Feijóo, es una "muy mala noticia" que con los cierres de las centrales de Meirama y As Pontes la comunidad gallega pase de ser un territorio "excedentario" en energía a ser "deficitario".

Ayuda a Bruselas. El socialista Valentín González Formoso preside la Diputación de La Coruña y es alcalde de As Pontes desde 2007. El jueves se desplazó a Bruselas para solicitar a la Comisión Europea que Galicia sea incluida en el fondo de compensación para regiones carboníferas, lo que daría acceso a "cuantiosos" recursos para reactivar la industria de la comarca. El Gobierno, que ha abierto una mesa de diálogo con los afectados, se ha comprometido a buscar soluciones "a corto plazo" para los trabajares, pero por el momento no concreta medidas.

Pruebas con biocombustibles. Endesa realiza desde verano pruebas con biocombustibes en As Pontes, unos ensayos que por el momento no han dado resultados satisfactorios. El Ayuntamiento reclama que se mantenga la actividad en la central con biomasa forestal. Endesa garantiza la continuidad del empleo de su plantilla y asegura que prepara un plan para As Pontes. Los trabajadores de las empresas auxiliares son los que los que ven su futuro más negro y los que lideran protestas contra el cierre de la central. El día 16 lo harán en Madrid.

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