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Las cuentas del sistema público

El agujero de las pensiones no remite en Asturias y se acerca a los 2.500 millones

La brecha entre los ingresos y los gastos de la Seguridad Social sigue creciendo en la región, a pesar del empleo recuperado desde 2014

Los manifestantes, en un momento de la protesta, con varias banderas asturianas en las primeras líneas. A la derecha de la imagen, una pancarta del Movimiento de Pensionistas de Castrillón. EFE

La recaudación por cotizaciones sociales subió en 2018 en Asturias el 2,49% y el gasto en pensiones lo hizo el 3,67%. Esa diferente velocidad de avance hizo que la brecha entre los ingresos y los gastos de la Seguridad Social se agrandara en la región, de forma que el agujero teórico de las prestaciones se aproximó a los 2.500 millones (2.467), otro máximo histórico que equivale a los ingresos de más de la mitad de los pensionistas.

El sistema español de pensiones es contributivo (la cuantía depende de las cotizaciones durante la vida laboral), de reparto (las generaciones en activo pagan con sus aportaciones las prestaciones de las generaciones precedentes) y de caja única (los ingresos y los gastos entran y salen de una misma caja nacional, sin otras connotaciones territoriales). Por esas características, es más propio decir que es un sistema de solidaridad entre individuos que entre territorios, aunque de hecho se produzcan flujos de algunas regiones con superávit (sólo Madrid, Baleares y Canarias) hacia las demás. Entre estas últimas, Asturias volvió a ser en 2018 la comunidad con un desfase más contundente entre las cotizaciones que recauda la Seguridad Social (2.129,2 millones, según datos que acaba de publicar el organismo) y el gasto en prestaciones (4.596 millones, sin incluir los complementos a mínimos, que se financian vía impuestos, a través de los Presupuestos Generales del Estado).

Los números comentados suponen que las cotizaciones recaudadas en Asturias dan para cubrir el 46,3% de las nóminas que cobran los 273.000 pensionistas. Es una proporción inferior a la que se registraba en 2013 y 2014 (48,7%), inmediatamente antes de que la región comenzara a ganar empleo en términos netos, y con ello ingresos en cotizaciones, tras los años de la llamada Gran Recesión. Esto es, la brecha entre gastos e ingresos no ha remitido durante el proceso de recuperación económica. Ha sido así por que el desembolso en pensiones ha aumentado más intensamente en la región (8% acumulado entre 2015 y 2018) que los ingresos de la Seguridad Social (6% en el mismo plazo), lastrados estos últimos por una creación de trabajo menos dinámica que en otras zonas del país y, como en el conjunto de España, por las altas tasas de contratación temporal y a tiempo parcial, con salarios y bases de cotización más bajas

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