La dirección de Arcelor-Mittal ha renunciado al ajuste de plantilla en la acería de Gijón para reducir costes y ganar competitividad en la planta y, por su impacto en los productos transformados, en el resto de la división de largos. La empresa lo comunicó a los trabajadores cuando estaban celebrando una asamblea y lo han confirmado a este periódico fuentes oficiales dela compañía. La empresa pretendía recortar 44 empleos en la instalación suprimiendo un equipo de trabajo, con lo que el actual sistema de trabajo de cinco equipos a tres turnos pasaría a cuatro equipos manteniendo los tres relevos.

La empresa planteará en fecha no precisada una negociación sobre el conjunto del área de negocio de productos largos, que es el que está resultando más afectado por las difíciles circunstancias que soporta el acero en Europa y de cuya pervivencia ("crítica", según dijo la dirección en los últimos meses) depende en buena medida el futuro del conjunto del complejo siderúrgico asturiano.

La acería de Veriña es un punto neurálgico del proceso productivo de la factoría, intermedio entre los hornos altos y las instalaciones de transformación y acabado, y la empresa había apuntado ya a esta instalación como una de las causas de la pérdida de competitividad de los productos largos del complejo fabril asturiano en el contexto de sobrecapacidad de acero en Europa, invasión de producto extracomunitario a bajo precio y sin penalización por emisiones contaminantes, el estrechamiento de márgenes como consecuencia del abaratamiento del acero y sus derivados mientras se encarecen materias primas como el mineral de hierro y la mayor competitividad en este momento de los hornos eléctricos (que parten de la chatarra como materia prima) frente a las acerías tradicionales. A consecuencia de estos factores negativos, la empresa está realizando paradas temporales de actividad en sus plantas asturianas y ha comenzado a negociar con las centrales sindicales un plan de competitividad específico para la división de largos.