Las vías de tren que ArcelorMittal fabrica en Gijón están siendo elaboradas desde hace unas semanas con acero que se produce al otro lado de Europa, en Polonia. Esta anomalía -el taller tiene a solo unos metros una acería de la que alimentarse- se produce por dos razones: por un lado, porque la acería gijonesa lleva un tiempo funcionando al ralentí debido a la parada del horno alto "B" por obras, y por el otro, y más importante según algunas fuentes, debido a que a la multinacional ya le sale más barato traer el material de fuera que hacerlo en suelo asturiano. Ello es debido, fundamentalmente, al elevado precio de la electricidad.

La factura de la luz que el grupo paga en Polonia es considerablemente más barata que la que abona en España. Ante ese escenario, la siderúrgica ha decidido comenzar a traer desde allí la palanquilla (barras de acero ya solidificado) para nutrir a este taller, especializado en fabricar vías para el ferrocarril de alta velocidad. El caso es que el de carril es el único taller de Arcelor en Asturias que se está salvando de la oleada de recortes que está planteando Arcelor. Está funcionando casi al máximo de su capacidad gracias a que las últimas inversiones realizadas en esta instalación han permitido que en Veriña se fabriquen raíles para la alta velocidad que no tienen parangón. Y eso que no está siendo todo un camino de rosas, ya que el taller continúa teniendo algunos problemas de calidad que poco a poco la multinacional va subsanando.

Pese a todo, Arcelor prevé ahora una leve mejoría de su mercado en Europa. Unos nuevos vientos que, por incipientes y aún suaves, no darán para reactivar todos los hornos altos que la multinacional tiene parados en suelo europeo. Son cuatro los que están ahora mismo sin actividad: uno en Dunkerque (Francia), un9o Bremen (Alemania), uno en Cracovia (Polonia) y uno en Gijón, que está en el dique seco desde principios de noviembre para cambiar su sistema de refrigeración. Arcelor reconoció ayer que esa mejoría que percibe da para abrir solo "alguno" de ellos, no todos. Y el asturiano tiene bastantes papeletas para poder volver a ponerse a funcionar a partir del día 9 de enero. Pero antes de ello la siderúrgica asegura que hay otro problema que solventar, el de la conflictividad en los talleres. Sin paz social el horno alto "B" de Veriña seguirá cerrado. Y CC OO, convocante de las protestas, va ya allanando el camino para evitar más conflictos. Lo hace después de que esta semana la siderúrgica se haya comprometido a reactivar las negociaciones del llamado Acuerdo Marco, que regula las relaciones laborales de las plantas del grupo a nivel nacional, conversaciones que se habían roto a finales de julio.

CC OO había liderado en solitario protestas diarias durante estos últimos dos meses para exigir la reactivación de esta mesa del diálogo. Pero estaba por ver lo que iba a ocurrir en diciembre. Las asambleas que celebró ayer el sindicato apostaron por aparcar estas movilizaciones durante el tiempo que dure la negociación del Acuerdo Marco. La central aún celebrará hoy varias asambleas en sus centros de trabajo antes de tomar una decisión definitiva.

Si el horno no volviera a arrancar, aguas abajo, la gran mayoría de instalaciones asturianas tendrían paradas entre enero y febrero, según comunicó ayer Arcelor a los sindicatos en la comisión de seguimiento del expediente de regulación temporal de empleo (ERTE). Prácticamente todos los talleres estarían afectados. Por ejemplo, los de planos pararían esos dos meses de forma alterna, funcionando una semana si y otra no. Peor suerte tendrían el galvanizado 1 y el tren de hojalata, que estarían sin actividad esas nueve semanas. En largos, el alambrón tampoco se libraría y estaría en el dique seco durante cuatro semanas enteras.