Directivos, pero aún poco conocidos. Los directores de los departamentos de responsabilidad social corporativa (área conocida en el ámbito empresarial por las siglas RSC) quieren hacer bueno el dicho de que la unión hace la fuerza para dar a conocer su trabajo. Para conseguirlo se han unido bajo el paraguas de una asociación, de nombre Dirse, que acumula un tiempo funcionando a nivel nacional y que ayer echó a andar en Asturias bajo la batuta de Guillermina Bastida, que será su coordinadora para el Principado y Cantabria. El colectivo hizo su presentación con varias charlas y con la firma de un convenio de colaboración con el Club de Calidad.

Elena Valderrábano, presidenta de Dirse en España, aseguró que estos directivos tienen muchas veces que "evangelizar en sus propias empresas" para dar a conocer sus proyectos y convencer al resto de departamentos para que cooperen con ellos. Por no hablar de las resistencias que se encuentran en la sociedad en general en la que su trabajo sigue siendo desconocido. Jesús Daniel Salas, vicepresidente del Club de Calidad, aseguró que en Asturias el número de directores de responsabilidad social es escaso. "Habrá menos de una decena", señaló. Esto tiene mucho que ver con la propia estructura del tejido empresarial regional, formado básicamente por pymes y micropymes, sin la dimensión para disponer de departamentos específicos de RSC.

En la puesta de largo de la delegación regional de Dirse participó también el director general de Gobernanza Pública y Agenda 2030 del Principado, José Antonio Garmón, que resaltó que la región ya tiene camino recorrido para alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible, firmados en 2015 por los principales jefes de Estado y la ONU. Tales acuerdos incluyen el compromiso de que en 2030 se hayan conseguido objetivos tan ambiciosos como el fin de la pobreza, la igualdad de género, disponer de energía económica y sostenible o la modernización de la industria.

A mayores, Miwi Clavera, directora general de Dirse, presentó un informe sobre la situación de estos profesionales en España. El perfil más común es el de una mujer de entre 40 y 50 años, con un postgrado y con más de diez años de antigüedad en sus empresas. Cobran, unos 80.000 euros brutos al año, y manejan un presupuesto en sus compañías que ronda el millón de euros. "Hay una clara tendencia a que estas funciones tengan cada vez una mayor relevancia", señaló. Aunque aún hay barreras. Por ejemplo, resulta complicado evaluar la contribución de cada una de las iniciativas que ponen en marcha estos departamentos que, a su vez, demandan una menor rigidez en las estructuras de la empresa para fomentar esa cooperación.

Tras la presentación del estudio, se celebraron dos mesas redondas, una con participación del Club de Calidad y otra con la Cátedra de la Fundación Ramón Areces de la Universidad de Oviedo. En la primera de ellas intervino la directora de Medio Ambiente de EDP España, Yolanda Fernández, quien resaltó que los directivos de responsabilidad social suelen tener "una visión más a largo plazo" sobre la actividad de las empresas.