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ÍÑIGO MANSO | Socio de transformación cultural en Minsait-Indra

"En el futuro se trabajará menos y de forma muy diferente"

"Estamos muy preparados para el reto tecnológico y poco para el adaptativo; ahora a la gente la echan por no ser empática"

Íñigo Manso, ayer, en la Cámara de Comercio de Oviedo. IRMA COLLÍN

El camino de las empresas hacia la industria 4.0, aquella en la que los procesos de producción están automatizados y las máquinas hablarán entre sí, obligará a los directivos y trabajadores a cambiar su forma de actuar. Un cambio cultural en toda regla. La tesis la defiende Íñigo Manso Borra, socio de transformación cultural y personas de Minsait, filial de la multinacional Indra. Manso firmó ayer un acuerdo de colaboración con la Cámara de Comercio de Oviedo con el objetivo de promover este cambio cultural entre las empresas asturianas.

- ¿En qué consiste esa transformación cultural?

-Con la transformación digital la gente pone el foco en los cambios tecnológicos. Pero la transformación digital no va de tecnología, va de personas. Lo que realmente marca la diferencia es cómo las personas asumimos este nuevo entorno volátil, ambiguo y confuso.

- ¿Y cómo se está afrontando?

-El ser humano tiene una capacidad de adaptación extraordinaria. Ahora mismo en algunos casos la ola del tsunami del cambio nos está aplastando. Siempre ha habido cambios, pero en estos momentos la diferencia es la velocidad. La paradoja es que todo va cada vez más rápido y curiosamente nada volverá a ser tan lento como lo que está ocurriendo hoy. Lo que tiene que hacer cualquier persona que esté liderando equipos u organizaciones es entender que el cambio es una puerta que se abre desde dentro.

- ¿A qué tipo de cambios se refiere?

-A todos. Nos están cambiando las reglas del juego, los mercados, los clientes, los procesos... No hay más que ver ahora que las grandes compañías energéticas en España se están planteando un modelo más sostenible porque en el futuro la sostenibilidad es algo que va a estar implícito en todos los modelos organizativos.

- ¿Se encuentra con muchas resistencias al cambio?

-Todos tenemos resistencia. La cuestión está en el nivel de esas resistencias. ¿Qué compañías no afrontan este proceso de transformación cultural? Aquellas que tienen un primer ejecutivo que no tiene la suficiente humildad ni la suficiente valentía para encarar esto. Sin lugar a dudas, la humildad es la clave del éxito de las organizaciones, porque vamos a tener que desaprender cosas que nos han traído de forma exitosa hasta aquí, pero que ya no nos valen. Se trata de desterrar viejos hábitos que ya no nos sirven en el entorno digital, y no todo el mundo está dispuesto a llevar a cabo ese cambio.

- Se dice que la transformación digital puede dejar descolgadas a muchas personas, ¿cómo afrontar esos casos?

-A todos nos afecta el proceso de transformación, independientemente del puesto en la compañía. Nosotros trabajamos el autoconocimiento. No creo entre la dicotomía entre vida privada y profesional, creo que las personas diseñamos un proyecto vital y dentro de él hay una parte muy importante que es el trabajo. Estamos muy bien preparados para los retos técnicos, pero no para los adaptativos, que son los que marcan la diferencia. Ahora a la gente no la echan porque no sepa contabilidad, la echan porque no tiene orientación al cliente, porque no es empática... Y esas son las capacidades que marcan la diferencia. Nos están pidiendo unas competencias distintas, que están evolucionando.

- ¿En el futuro van a trabajar las máquinas por nosotros?

-Vamos a trabajar menos y de una forma completamente diferente. Hay que plantearse modelos muy disruptivos. Deberíamos jubilarnos de forma diferente, porque estamos prejubilando a gente con 55 años, cuando podría seguir aportando valor a la empresa y a la sociedad. La forma de dirigir las compañías viene de la era industrial, con muy pocas matizaciones. Estamos intentando liderar el talento digital con una formación que viene de la revolución industrial.

- Los expertos vislumbran dificultades económicas. ¿Conviene afrontar estos cambios en momentos así?

-Todo está íntimamente relacionado. Si ahora viene un enfriamiento de la economía, lo que hay que hacer es planteártelo todo de forma diferente. Hay que tener una visión más global, estar más en el balcón y menos en el baile. Eso te permite ser proactivo y adelantarte a las circunstancias.

- En Asturias abundan las pymes, ¿es más difícil el cambio en ese tipo de empresas?

-En general, quienes dirigen las grandes compañías no son los dueños, por eso las pymes tienen dos ventajas. Son un velero, no un transatlántico, por lo que a la hora de virar son más rápidas y eso es clave. Y es el dueño quien se juega su patrimonio y, por lo tanto, no está para tonterías.

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