Francia albergará la construcción de una planta piloto de baterías para coches eléctricos promovida y apoyada por siete países europeos, liderada por París y Berlín, para desarrollar una tecnología propia de estos componentes y eludir la competencia de los fabricantes chinos. El ministro francés de Economía, Bruno Le Maire, anunció ayer que junto a su homólogo alemán, Peter Altmaier, pondrá la primera piedra de esa planta en Nersac, en la región de Nueva Aquitania (Suroeste), que debería empezar a producir en 2022. Un anuncio hecho inmediatamente después de que la Comisión Europea validara el proyecto sobre las baterías en el que están implicados Francia, Alemania, Bélgica, Finlandia, Italia, Polonia y Suecia. Bruselas ha prometido 3.200 millones de subvenciones. En conjunto, este proyecto, que busca responder al reto que van a suponer estas baterías eléctricas, que suponen en torno al 40% del coste de un coche eléctrico y que ahora son casi exclusivamente de tecnología asiática, necesitará una inversión de más de 5.000 millones. Según el esquema de las partes implicadas, después de la fase de la planta piloto habrá dos factorías de al menos 1.500 trabajadores cada una en Francia y otra en Alemania. La Alianza de Baterías aspira a aportar "innovación de vanguardia en toda la cadena de valor de las baterías, desde la minería y el procesamiento de las materias primas, la producción de materiales químicos avanzados, el diseño de celdas y módulos de baterías y su integración en sistemas inteligentes, el reciclaje y la reutilización de baterías usadas", explicó la Comisión.