La compañía cántabra Sniace, participada en el 29,88% por la asturiana TSK (mayor accionista), ha planteado a los sindicatos un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE) para capear las dificultades coyunturales del mercado de exportación a causa de la desaceleración global y específicamente por la caída del precio de la celulosa, lo que también afecta a Ence en sus plantas de Navia y Pontevedra. Según datos sectoriales, el precio medio de la celulosa en dólares se redujo el 22% entre el tercer trimestre de 2018 y el mismo periodo de 2019.

Sniace no fabrica celulosa para la industria papelera como Ence, sino fibra viscosa y toallitas (dos mercados en los que Ence pretende tomar posiciones con las futuras inversiones en Navia) y fibra ignífuga.

La compañía cántabra, con sede en Torrelavega, señaló que el ERTE, cuyas condiciones y alcance negociará con los sindicatos, pretende "paliar la situación de sobreproducción", una vez que, a causa de la caída de los precios, y para no incurrir en pérdidas, la sociedad ha optado por aumentar su "stock" para "no materializar números rojos". "El adverso escenario económico de los mercados internacionales" ha supuesto, dijo la empresa, que las fábricas estén "operando con márgenes de venta negativos desde finales" de 2018.

Sniace, con 455 empleos (una cifra superior a la comprometida cuando reabrió su planta fabril en 2006) explicó que sigue acometiendo el plan inversor en sus diversas líneas de negocio, según lo previsto en su plan estratégico, con la finalidad de seguir aumentando "la eficiencia y la rentabilidad de la compañía".

Sniace ha acometido cuatro ampliaciones de capital desde la crisis por la que atravesó en 2015, en todas las cuales (la última, este año), la ingeniería gijonesa TSK reforzó sus posiciones hasta convertirse en el mayor socio. TSK entró en el capital de Sniace en 2008.