La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

BELARMINO FEITO | Presidente de la patronal asturiana FADE

"No hay por qué cerrar hospitales o colegios para rebajar gasto, sino gestionar mejor"

"Ni el Gobierno español ni la Unión Europea tienen una política clara de defensa de la industria"

Belarmino Feito, en la sede de la FADE. IRMA COLLÍN

Belarmino Feito (Somiedo, 1965), octavo presidente de la Federación Asturiana de Empresarios (FADE), se encamina al ecuador de su mandato, al que llegará a fines de enero, en un contexto marcado por las crecientes dificultades de la industria y por la también creciente tensión en la relación con el Gobierno del Principado, alimentada últimamente por un polémico vídeo de la patronal sobre los problemas de las infraestructuras y por las críticas empresariales al proyecto de los primeros Presupuestos de Adrián Barbón. Feito responde sobre tales asuntos en esta entrevista.

- Los resultados de la subasta eléctrica han amplificado las incertidumbres y amenazas sobre el futuro de la industria asturianas. ¿Qué consecuencias vislumbra?

-Esperemos que no sea la gota que colme el vaso. La columna vertebral de Asturias es la industria y, por su propia naturaleza, el sector regional es muy intensivo en consumo eléctrico. Hay dos cuestiones que lastran su competitividad: los costes energéticos y los de las emisiones (de CO2). La subasta del servicio de interrumpibilidad era una manera de amortiguar los costes. Empezó suponiendo más de 500 millones euros anuales para las empresas y esta vez finalmente se ha quedado prácticamente en cero, porque menos de cinco millones (4,38) se puede decir que es igual que nada. El estatuto electrointensivo (marco legal para una rebaja de precios prometido por el Gobierno central) sigue sin aprobar y el coste de las emisiones es el que es. Todo ocurre en un momento en que además la guerra comercial está dañando al sector europeo. ¿Cuáles pueden ser las consecuencias? No lo sé, pero los últimos acontecimientos vienen a ahondar más la herida que ya existe.

- El sector señala como responsable al Gobierno central, que a su vez asegura tener un compromiso firme con la industria.

-No hay una política clara ni contundente de la Unión Europea ni del Gobierno de España en defensa de la industria, y Asturias está especialmente afectada por ello debido a la naturaleza de su economía. Las amenazas que vienen de la mano de la transición energética se están abordando en España de forma diferente a otros países. Un lugar tan industrializado como Alemania tiene otra hoja de ruta con unos tiempos que no son los que se imponen a la industria española. En base a sus características, Asturias debería tener también una hoja de ruta distinta.

- ¿Puede ser esa nueva alerta industrial un indicio de que 2020 será un año duro para Asturias?

-En el ámbito industrial no va a ser fácil. Las térmicas de carbón están prácticamente inactivas y varias se van a cerrar en junio. Y para las empresas afectadas por las emisiones y los costes energéticos puede ser un ejercicio difícil.

- ¿Y para el conjunto de la economía regional?

-Hay una previsión clara de desaceleración. Las estimaciones de crecimiento han sido rebajadas al 1,7% para este año y al 1,6% para 2020, con lo cual se constata un aumento de la ralentización. En el empleo, el pronóstico se queda en un crecimiento del 1%. Dada las tasas de ocupación que tiene Asturias, es una mala noticia también. Siempre queda la esperanza de que algo suceda que cambie la tendencia, pero en principio los datos nos indican que el crecimiento económico y el empleo serán menores. No es un buen escenario.

- ¿Qué sugiere la patronal asturiana para afrontarlo?

-La receta de la FADE es de sobra conocida. Quizá pueda sonar un poco prepotente, pero el futuro de Asturias está ligado al futuro de sus empresas. El camino es mejorar el escenario para que a su vez mejore la actividad económica y de las empresas, apostar por la inversión productiva y por generar mejores condiciones de competitividad, lo que va directamente ligado a la creación de empleo y a la evolución de los ingresos para mantener también los servicios públicos.

- ¿Ve en ese rumbo al Gobierno regional de Adrián Barbón?

-Digamos que la actuación de este Gobierno, y supongo que la de los demás, ha estado condicionada por lo que ha sucedido en España, por las nuevas elecciones generales y por las dificultades para la formación del Ejecutivo nacional. De alguna manera, probablemente ello no haya permitido al Principado actuaciones claras. No podemos juzgar sólo por la intención y por las palabras, sino por los hechos y por los resultados. Ojalá sean muy buenos, por más que hayamos manifestado ya que no nos gusta el Presupuesto que plantea, que es la principal herramienta política. Pero tenemos por delante todavía todo el proceso de concertación social y ahí vamos a ver en qué dirección se va. En el debate de investidura, (Adrián Barbón) hizo planteamientos razonables que podríamos compartir, salvo en la fiscalidad. Los Presupuestos no parecen ir en esa misma dirección, pero vamos a dar tiempo.

- Su crítica a las cuentas para 2020 se puede resumir en que ven una inercia de aumento del gasto corriente (personal, consumos...) y de sacrificio de la inversión. Arguméntelo.

-La inversión es vital en los presupuestos, y los datos son los que son: de unas cuentas totales de 4.757 millones, 1.832 son para personal, 1.039 para transferencias corrientes, 879 para otros gastos corrientes y casi 585 millones son para amortización de deuda y costes financieros. Al final, para inversión se destinan 365 millones, lo que supone el 7,6%. Este nivel tan bajo de inversión es insostenible. Venimos de una época con ingresos que permitían dedicar casi un 25% a inversión y tener también un alto nivel de gasto; con la crisis, cayeron los ingresos y de alguna manera sólo se recortó en inversión, mientras se continuó incrementando el gasto. No fue ni lo que hicimos los hogares asturianos ni las empresas, que tuvieron que realizar ajustes importantes en ese tiempo. Ahora que volvemos a tener ingresos altos y que tenemos el mayor presupuesto de la historia de Asturias mantenemos elevado el gasto y la inversión sólo se eleva ligeramente.

- ¿Qué piden ustedes?

-Sólo hay dos formas de corregir esa situación. Si es por la vía de la recaudación, podemos aplicar a la misma base imponible tipos impositivos mayores, lo que nos llevaría a que en el tiempo disminuiría esa base imponible. Aumentar la presión fiscal es justo lo contrario de lo que pedimos, porque en ese terreno ya somos menos competitivos que las regiones vecinas. La otra posibilidad es que aumente la base imponible y para ello necesitamos que haya más actividad económica y, para que sea así, necesitamos incentivarla con inversión productiva. Ello induciría más actividad y por lo tanto mayores bases imponibles y mayor recaudación. Bien es cierto que para dedicar recursos a la inversión productiva el único camino que nos queda es recortar gastos.

- ¿Cómo? El presidente Barbón ha dicho, por ejemplo, que si se bajan los impuestos habría que cerrar colegios u hospitales.

-No comparto ese discurso. No hay por qué cerrar colegios u hospitales, sino mejorar la gestión de los servicios públicos. Hay herramientas en el ámbito de la Administración como la tecnología para hacerlo. Todos sabemos que la tecnología va a ser vital para las empresas, un gran aliado para su actividad, y hemos de convertirla también en un aliado para mejorar la gestión de los servicios públicos. Las economías de escala pueden aportar también un campo de ahorro importante. Se trata de hacer un mejor uso de los recursos sin que perdamos calidad en los servicios. Creo que incluso se puede ganar calidad a un menor coste. Entendemos que, si se hace un plan a medio plazo de reestructuración del Presupuesto deberíamos ser capaces de liberar entre el 10% y el 12% del gasto. En cualquier caso, no nos corresponde a nosotros.

- ¿Recortaría gasto de personal? ¿Acaso cree que sobra empleo público?

-Siempre hablo de la racionalización del gasto. Evidentemente el coste del empleo público supone más de 1.800 millones. Hablo de gestionar eso y de usar la tecnología. Sin tomar decisiones traumáticas, haciendo un plan de ahorro y mejora de la eficacia. En todo caso, repito, esto le corresponde gestionarlo al Gobierno y al Parlamento asturiano, y debería ser motivo de un consenso amplio para sacar el Presupuesto de la espiral en la que está metido: todo el aumento de ingresos que se genera se lo come el gasto corriente cada año. Sin un planteamiento serio de la reducción del gasto, continuaremos con esa dinámica y puede llegar el momento en que el aumento del ingreso no dé para cubrir el aumento del gasto. Si eso ocurre y no hemos tomado antes las decisiones oportunas, a lo peor nos vemos obligados a hacer recortes en la prestación de servicios o a perder calidad en ellos.

- Se quejan de manera recurrente de las diferencias tributarias entre regiones. ¿Quieren rebajas impuestos en Asturias o que se armonicen en todo el Estado?

-Tenemos que aspirar a que la diferencia entre regiones no exista o sea mínima, porque otra cosa da lugar a la deslocalización en muchos casos de empresas que buscan ser más competitivas. En Asturias hay diferencias sustanciales en relación a las comunidades vecinas, no sólo frente a Madrid. Cinco kilómetros más acá o allá hay grandes diferencias con Castilla y León, Galicia o Cantabria, asimetrías que no nos podemos permitir. Si se redujeran ello llevaría aparejado una rebaja de impuestos para Asturias. Nosotros ya propusimos hace un año reducir los tipos marginales máximos del IRPF, eliminar la diferencia en Sucesiones y Donaciones, bonificar el 100% del impuesto de patrimonio y reducir el tipo en actos jurídicos documentados.

- ¿Eso son muchos millones menos de ingresos?

-Nadie espera que se haga de la noche a la mañana, pero debe formar parte de un plan a medio plazo para mejorar la competitividad, ir aumentando la tarta de los ingresos y rebajar la de los gastos, y que confluyamos con otras regiones para eliminar las barreras competitivas que por presión fiscal tienen las empresas asturianas.

- ¿Que espera en política tributaria y, en general, en política económica de un posible Gobierno PSOE-Unidos Podemos?

-Una cosa es lo que espero y otra cosa es lo que temo. Lo que esperamos y deseamos es una política moderada que favorezca la actividad económica. Lo que tememos es que pudiera haber un Gobierno del PSOE con un partido de la izquierda populista y apoyado por partidos independentistas que tienen objetivos muy diferentes a la cohesión territorial, algo que iría en detrimento de las demás regiones y de la competitividad. Estos días lo ha dicho Antonio Garamendi (presidente de la CEOE) a propósito de la posibilidad de una subida unilateral del salario mínimo a propuesta de Podemos: sería un torpedo en la línea de flotación de diálogo social. Y nos tememos políticas fiscales que, al final, siempre cargan las tintas sobre los mismos y lastran la competitividad. No obstante, prefiero quedarme con lo que esperamos: que sea un Gobierno moderado y favorezca la actividad económica, lo que se necesita para generar empleo, mantener los ingresos públicos, las pensiones?

- El Principado invoca a menudo su buena interlocución con Madrid como un activo político para Asturias. ¿Considera adecuado el nivel de exigencia del equipo de Barbón al Gobierno de Pedro Sánchez en asuntos como la industria o debería subir el tono?

-Tendremos que verlo en hechos concretos; de momento no podemos juzgar porque no hay hechos ni resultados. Esperemos que esa capacidad de interlocución de la que ha hecho gala el presidente del Principado juegue a favor de la región. Confiemos que haya resultados y que supongan una vía de solución para asuntos importantes de Asturias.

- La difusión de un vídeo de la FADE crítico con la situación de las infraestructuras ha hecho saltar chispas con el Principado, que llegó a acusarles de ahuyentar a potenciales inversores. ¿Cómo ha afectado a las relaciones de la patronal con el Gobierno?

-Esa polémica no da para más. El vídeo, en realidad los vídeos, porque son siete, reflejan lo más importante de un documento que se presentó en noviembre del año pasado, ampliamente respaldado por los empresarios asturianos en un acto sin precedentes. Con esos vídeos se intentó dar a conocer a la sociedad asturiana con qué dificultades nos encontramos las empresas para desarrollar nuestra actividad, señalando los puntos de mejora y haciendo, en todo caso, una crítica constructiva. No cabe ninguna duda de que los empresarios apostamos por esta región, invertimos en ella cada día, evidentemente con problemas que mencionamos. Es bueno que se conozcan, no creo que se deban ocultar. En FADE intentamos que Asturias sea más atractiva de lo que es. Esta misma semana hemos estado en la embajada de China mostrando la Asturias en la que queremos que vengan a invertir.

- ¿Estuvieron con el Principado en ese encuentro?

-No. Fue una posibilidad que se abrió junto al alcalde de Siero y con la Confederación Asturiana de la Construcción. Intentamos que una delegación china venga a Asturias. Nosotros mostramos fuera todas las virtudes de la región, otra cosa es que internamente tenemos que hacer un ejercicio de responsabilidad, viendo lo que tenemos que mejorar. Es bueno que socialmente se conozca. Y no considero que suponga un problema de cara a la relación con el Principado. Desde FADE siempre vamos a ejercer nuestra responsabilidad, que es para con los empresarios. Supongo que tanto el Gobierno como nosotros queremos lo mejor para Asturias, aunque haya divergencias sobre el camino, como es normal. Nosotros seguiremos señalando cuál es nuestra visión, con este Ejecutivo o con cualquiera del signo que sea.

- ¿Le consta que el episodio del vídeo haya generado críticas también entre los empresarios?

-Cuando decidí presentarme a las elecciones de FADE lo hice porque no tenía ningún tipo de atadura que no me permitiese ejercer con total responsabilidad e independencia el deber de representación de todos los empresarios. La actividad de mi empresa está sobre todo fuera de la región y de España y eso me da libertad para ser independiente y objetivo. Y siempre voy a ejercer mi responsabilidad desde esa libertad de acción, que es la que me permite representar al cien por ciento del empresariado. Puede haber una visión diferente, pero que quizás puede no responder a los intereses generales del empresariado, sino a otros particulares.

- ¿Existe esa visión diferente dentro de la propia FADE?

-Lo que me consta dentro de la organización es un apoyo muy mayoritario a la política que se está ejerciendo desde la FADE. Tengo la certeza de que estamos haciendo la defensa de los intereses de los empresarios que los empresarios quieren que se haga. No tengo ninguna duda.

- ¿Se ve presentándose a la reelección dentro de dos años?

-No toca ahora eso.

- ¿Y en política? Se conoce que recibió ofertas del PP y de Ciudadanos para las elecciones autonómicas.

-En ningún caso me he planteado nunca ni me planteo dar el salto a ninguna otra parte. Estoy aquí porque, como dije, puedo desempeñar el cargo con total independencia y libertad, sin ataduras. La responsabilidad del presidente de los empresarios es hablar con todas las formaciones políticas que quieran hablar con nosotros. Es lo que requiere una sociedad democrática como la nuestra. Cualquiera que pretenda sacar una lectura distinta, como que yo tenga otra aspiración, se equivocaría. Ni me he planteado tan siquiera si querré o no repetir como presidente. Cuando llegue el momento de tomar la decisión, lo haré atendiendo a la responsabilidad de que FADE tiene que continuar un camino de representación sin ataduras y con valentía para defender los intereses de los empresarios.

Compartir el artículo

stats