"Asturias no supo aprovechar los fondos mineros, nos quedamos en un nivel muy elemental y ahora las Cuencas están en una agonía tristísima". La reflexión la hace el catedrático de Fundamentos del Análisis Económico de la Universidad de Oviedo Joaquín Lorences, pero el sentir es general entre expertos y economistas, que llaman a no volver a dejar pasar el tren de las ayudas que vienen de Bruselas, en esta ocasión vestidas de "fondos verdes" para hacer menos denso el trago de la descarbonización de la economía. Eso sí, Lorences advierte de que estas subvenciones no van a ser la panacea para recuperar el empleo perdido.
Es más, asegura Lorences que Bruselas está cambiando el sentido de su política y eso puede pasar factura a regiones con las características de Asturias. "Todo esto supone abandonar la política del empleo, por la que había apostado hasta ahora la UE, y pasar a la de la Europa verde, donde los rendimientos solo se van a ver a largo plazo; el problema es que la gente solo tiene 25 años una vez en la vida", advierte. Según el criterio del catedrático, las inversiones que se vayan a hacer no podrán compensar la caída del empleo que estaba ligado a la industria de las centrales térmicas y de la minería.
Aun así, Asturias debería estar ya al quite para poder presentar sus propuestas antes que nadie. "No podemos esperar a que lo haga Madrid por nosotros y no podemos llegar los últimos", apostilla Lorences. En juego está una importante parte del futuro económico de la región.
Juan Vázquez, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Oviedo, añade otro factor a la ecuación de los "fondos verdes". "No van a tener tanta envergadura como los que tuvimos en el pasado y que desperdiciamos (en alusión a los fondos mineros)", asegura. Pero lo que ha dejado ojipláticos a empresarios y sindicatos es que los criterios para el reparto del dinero europeo vayan a premiar a países donde los compromisos de descarbonización son menso ambiciosos -como es el caso de Polonia, por ejemplo- y, sin embargo, penalicen a España, cuyo Gobierno ha optado por un cierre más rápido de las térmicas de carbón. El resultado demuestra, a juicio de Juan Vázquez, que "España ha perdido capacidad de influencia en las instituciones europeas, viendo que de esos fondos nos va a tocar poco". No obstante, el catedrático quiere ser optimista y asegura que Asturias es un lugar propicio para el desarrollo y la puesta en marcha de nuevos proyectos empresariales relacionados con las energías renovables y con lo que se ha llamado como nueva economía verde.
José Alba Alonso, vicedecano de la Facultad de Economía y Empresa, asegura que "es deseable que lleguen cuantos más fondos mejor, pero lo fundamental es saber gestionarlos". No hay que volver a los errores de un pasado no tan lejano. "Hay que ser muy cuidadoso con lo que se dice y se hace en la Unión Europea porque los datos van acumulándose y puede verse que aquí, en Asturias, se han empleado fondos cuantiosísimos con pobres resultados", destaca. No obstante, asegura que se está tratando de cambiar esa percepción. "Me consta que se está dando la batalla para convencer a quien decide que ahora existe la voluntad e incluso la obligación perentoria de aprovechar hasta el último céntimo, que somos de fiar y capaces", resalta.
Tan convencido está Alba de que la situación ahora va a ser diferente que asegura que parece que Asturias tiene una "buena perspectiva y cumple con una serie de condiciones de las que se van a tener en cuenta a la hora de destinar los fondos". Y añade: "El hecho de que un comisario del peso de Frans Timmermans (vicepresidente de la Comisión Europea) citara expresamente a nuestra comunidad autónoma es claro". Supone un respaldo, entiende el profesor de Economía Aplicada. Y cree que se están haciendo las cosas de manera diferente a cuando tocó el reparto de los fondos mineros. "Me consta que se están estudiando las necesidades de los territorios y, lo que es muy importante, se intenta que haya una participación muy amplia y activa en la definición de los proyectos", agrega. "Habrá que poner especial cuidado en evitar a los meros captadores de rentas y primar aquellos proyectos imbricados en el territorio y que apuesten por el empleo, por el bienestar y por un futuro sostenible", concluye.
Cómo fue aquella gestión de los fondos mineros lo sabe bien Heriberto Gutiérrez, ahora profesor en un instituto de Laviana y que en su día hizo una tesina sobre el impacto de las ayudas del carbón. Licenciado en Económicas y Antropología, el entreguín señala el problema: "Se hizo una mala gestión de los recursos públicos". Y añade: "Desde 2007 para acá (fecha a la que llegó su análisis) el desastre ha sido mayor, con un montón de empresas que han pasado a mejor vida". De aquella se intentó cambiar el modelo económico, por ejemplo, a base de hacer museos en casi cada uno de los concejos de las comarcas mineras, instalaciones que a menudo están cerradas. Gutiérrez tiene esperanzas en que los nuevos gestores públicos "hayan aprendido de aquellas lecciones" porque, avisa, la de los nuevos "fondos verdes" puede ser una de las últimas oportunidades que tengan los territorios ligados al carbón. Eso sí, también tiene claro que va a ser casi imposible recuperar todos los puestos de trabajo que se perdieron.
