La industria asturiana registró en 2019 una caída de actividad generalizada que únicamente pudo eludir el subsector agroalimentario, según se infiere de los datos del índice de producción industrial que ayer hizo públicos la Sociedad Asturiana de Estudios Económicos e Industriales (SADEI). En conjunto, la producción fabril regional retrocedió el 7,8% en relación a 2018, lastrada sobre todo por las térmicas de carbón y por las dificultades de las empresas metalúrgicas.

Según la información que SADEI recaba entre las empresas, la industria cerró el año con la caída de actividad mas pronunciada desde 2009, al principio de la Gran Recesión (-14%). El balance de 2019 (-7,8%) se explica por una combinación de adversidades. Por un lado, la desaceleración económica española y europea y la guerra comercial deprimieron producciones metalúrgicas (-7,9%) como las de ArcelorMittal, abrieron también un boquete en la industria química (-8%) y causaron daños de menor cuantía en otras fabricaciones del metal (-0,9% en la rama de productos metálicos y -2,7% en la de transformados). En el frente energético, la descarbonización acelerada del mercado eléctrico hizo que se contrajera el 17,3% la producción de las térmicas, que tienen un peso singular en el sector secundario asturiano.

SADEI identifica el único resultado positivo en la rama de alimentación y bebidas, con un repunte del 2%. No obstante, este sector, considerado como conjunto, no ha recuperado aún los niveles de producción anteriores a 2013, según la misma fuente estadística.