El cierre y liquidación de la compañía química Sniace, de Torrelavega, cuyo mayor accionista es la asturiano TSK (titular del 29,88%), obedece a una "decisión política e ideológica", afirmó Gema Díaz Real, presidenta de la compañía, en referencia al recorte promovido por el Ministerio de Transición Ecológica, liderado por Teresa Ribera, en las primas a la cogeneración eléctrica. Ello precipitó la decisión de Cogen de romper unilateralmente el contrato de suministro energético a la planta de Sniace. La fábrica quedó sin este suministro, sin capacidad económica para abastecerse con gas natural por su carestía y con la expectativa de un impacto en la cuenta de resultados de un grupo que estaba afrontando dificultades en los últimos meses y una regulación temporal de empleo para 229 de sus 427 trabajadores por la caída de precios en el mercado internacional de la celulosa, el producto intermedio que elabora Sniace.

La secretaria de Estado de Energía, Sara Aagesen, anunció la "total solidaridad" del Ejecutivo con la plantilla y el compromiso de trabajar "codo con codo" con todos los actores para buscar una solución. El presidente cántabro, Miguel Ángel Revilla, expresó el rechazo a la clausura de la planta y la liquidación de la sociedad, con gran impacto en la comarca del Besaya.

TSK y Navia. Revilla elogió el compromiso con Sniace del empresario asturiano Sabino García Vallina, de TSK, que ha podido perder en la operación -dijo- unos 55 millones. "No es un especulador, sino que ha puesto muchísimo dinero", expresó el presidente cántabro.

TSK entró en el capital de Sniace en 2008 con la suscripción del 5,53% y a partir de ahí amplió su posición antes y después del proceso concursal que atravesó la sociedad en 2015, y aportó recursos en las cuatro ampliaciones de capital que acometió la sociedad por un monto total de 90 millones entre 2016 y 2019. En 2018 TSK pasó a ser el mayor accionista, con el 16,66%, y en 2019 amplió su peso hasta el 29,88% actual.

Con 80 años de historia, Sniace es una compañía de referencia en el sector fabril español y contribuyó a la industrialización del occidente asturiano cuando participó en la génesis de la papelera de Navia, hoy propiedad de Ence.